Con el compromiso de no separarse nunca más, “pase lo que pase”,
doña Zenobia y Franklin, su “niño viajero”, se abrazaron,
besaron y lloraron juntos durante el gran encuentro que se dio
ayer en Quillacollo dentro del bus de transporte internacional
“Paraíso”, que trasladó al pequeño desde Iquique, Chile, en 19
horas.
De esa forma, al menos por el momento, la historia del niño tuvo
un final feliz, tras que esta semana –cuando viajó por tres días
entre Oruro e Iquique, oculto en la caja de herramientas de un
camión–, su historia conmoviera a Bolivia y Chile. Madre e hijo
están juntos otra vez. |