La cuestión mapuche
La cuestión mapuche
Ramón Rocha Monroy.- Los mapuches basan sus actuales luchas en el estatuto autonómico del pueblo inuit en Groenlandia desde los 90 y “los beneficios obtenidos por los indígenas de Bolivia a partir de la más reciente elección de un presidente aimara en ese país (Evo Morales Ayma)”, según informa la prensa chilena.
La oposición chilena, que intervendrá en las próximas elecciones, basa sus programas en conquistas sociales ya vigentes en Bolivia y recogidas en la nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente. Los electores chilenos quieren también una nueva Constitución que sustituya a la que dejó el dictador Augusto Pinochet, todavía vigente, en la cual se reconozca que Chile es también un Estado Plurinacional y un pueblo con derecho a la educación gratuita en todos sus ciclos, una redistribución del ingreso más justa y equitativa, una política incluyente y, en general, el fortalecimiento de la economía nacional en contra de los postulados del neoliberalismo. Una de ellas es la cuestión del pueblo mapuche.
Los tiempos han cambiado desde la Guerra del Pacífico y el pueblo mapuche se reconoce parte de Chile. Según el Censo de 2012 son 1.508.722 habitantes cuyo problema central es la devolución de la tierra y el territorio usurpado y quizá el estatuto que antes tenía la propiedad comunitaria de la tierra, es decir, las “tierras comunitarias de origen” o “tierras indígenas originarias comunitarias”, como se denominan en nuestro país.
La democracia los libró de la sañuda persecución que sufrieron bajo la dictadura de Pinochet, pero la discriminación continúa y, al mismo tiempo, la adscripción a la causa mapuche, que quiere ser incluyente y no excluyente.
“Es una de las paradojas del conflicto sureño; mientras más represión, más autoafirmación. Y es que jugar con la solidaridad étnica es cosa seria. La sangre tira, dicen los que saben. Ha sucedido en todos los conflictos étnicos desde que el mundo es mundo”, dice el periodista Pedro Cayuqueo, y agrega: “Junto a la autoafirmación, lo segundo que revela el Censo 2012 es el incremento notable de la autoadscripción como mapuche de muchos chilenos. Esto es, de personas que sin tener el origen étnico mapuche se autoidentificaron como tales. Esto último es innegable. Sólo así se explica el explosivo crecimiento demográfico de los mapuches respecto de la medición anterior, acontecida el año 2002. ¡Más de un 140 por ciento!” (…) “Y es que Chile, todos lo dicen, incluso los candidatos, no es el mismo de hace cinco años o el de hace una década. Chile está cambiando. La sociedad chilena está cambiando. Ya no teme, al parecer, mirarse al espejo por las mañanas y reconocer como propia esa morenidad que le aflora, literalmente, por los poros”.
No hay duda alguna de que los mapuche se sienten chilenos; lo que quieren es vivir en una sociedad sin las discriminaciones que practica la oligarquía chilena, que reconozca plenamente sus derechos. “¿Se puede ser chileno y mapuche a la vez?”, me preguntaron hace poco en un foro universitario. Por supuesto, respondí. Yo lo soy. Y también latino y terrícola. Múltiples identidades”, dice Pedro Cayuqueo.
No obstante, la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene en sus manos “el caso de mayor peso que será visto por la Corte: el “Norín Catrimán y otros (dirigentes y activistas del pueblo indígena Mapuche) contra Chile, cuya audiencia pública está prevista para el 29 y 30 de mayo”. El caso denunciado es el de siete líderes mapuches y una activista condenados a penas de hasta 10 años de prisión en juicios al parecer plagados de irregularidades porque fueron imputados como “terroristas” tan sólo por su origen étnico. El caso está pendiente desde el 7 de agosto de 2011.
Hay que recordar que el Gobierno democrático de Salvador Allende ejecutó un proceso de reforma agraria en el cual las comunidades mapuches recuperaron sus tierras al margen de los programas de gobierno.
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