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Snowden: ¿El imperio contraataca?
Snowden: ¿El imperio contraataca?
Arturo Yáñez Cortes.- Estoy de acuerdo con que el incidente suscitado con el FAB001 que llevaba abordo al Presidente Morales y su comitiva, fue para decirlo en términos muy diplomáticos una torpeza de Francia, España, Italia y Portugal, al rechazar o demorar el sobre vuelo o aterrizaje de la nave, por sospechas que el filtrador Edward Snowden estuviera de polizonte; aunque los que saben enseñan que sí bien fue una medida poco amistosa en términos diplomáticos, parecería legalmente admisible, precisamente en ejercicio de su soberanía.
Ya en Bolivia y como no podía ser de otra manera, con una habilidad que fuera útil sea usada para otros fines no demagógicos, el incidente ha sido propicio para hacer lo que los actuales gobernantes mejor saben: re victimizarse, abundando los clásicos discursos de condena al imperio; que los 500 años; el secuestro; el magnicidio, etc., con las cariacontecidas caras del sindicato de ministr@s; UNASUR organizó al vuelo una cumbre extraordinaria –sin quórum– y a sus movimientos sociales sólo les ha faltado declarar la 3ª guerra mundial a aquellos países, quemando –como marca el rito- sus banderas y hostigando sus embajadas, etc.
No obstante, cabría aprovechar el incidente no sólo para intentar –al menos por el momento– distraer los nuevos destapes en curso (derrocamiento del gobernador del Beni, los próximos audios y videos anunciados por los operadores caídos en desgracia del Ministerio de Gobierno, los problemas del Evo Cumple destapados por el cementero, etc.) siendo útil reflexionar –con un mínimo de autocrítica, por lo menos– sobre hechos cada vez más evidentes de nuestra imagen exterior.
Más allá del complejo de inferioridad y su extremo, los delirios de grandeza o de potencia del G-8, creo que el impase reveló el peso específico de nuestro país en el concierto internacional, que es mínimo y hasta –lamentablemente- prescindible, peor cuando son los aliados del Tío Sam los que operan la balanza, como todo indica que ocurrió. No es que esté contento con esa constatación, pero la mejor estrategia para encarar un conflicto es empezar por reconocerlo.
Fuera bueno también admitir que la luna de miel con gran parte de los países europeos que miraron con ingenua simpatía al régimen cocalero parece haber acabado y los problemas de convivencia son inocultables hasta bajo la alfombra diplomática. Es más, sí ahora ya también nos peleamos con parte de la Unión Europea –y conste que aplaudo que diplomáticamente les pidamos explicaciones y hasta apliquemos la retorsión–, luego de hacerlo como deporte cotidiano con EEUU, con Brasil, etc., sólo acrecentaremos nuestra mediterraneidad y aislamiento, en un mundo caracterizado –exactamente- por lo inverso.
Finalmente, el incidente refleja principalmente una gravísima crisis de credibilidad en el mandatario y su régimen, pues en otras circunstancias –otro mandatario- hubiera bastado y en el peor de los casos, su palabra para descartar la presencia del polizonte y no, como acaeció aunque oficialmente se niegue, que la nave tuvo que ser requisada “voluntariamente” por un funcionario austríaco luego de una negociación de varias horas, con lo que recién se autorizó la continuación del vuelo.
Y es que discursear acusando la violación de instrumentos internacionales –Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, Convención de Chicago sobre Aviación Civil y otras– y hasta ¡vaya sorpresa! (pues lo dijo el Gobernador de Chuquisaca) anunciar con acudir a la Corte Interamericana de DDHH (por si acaso, los hechos fueron con países europeos, no americanos y por tanto la CIDH no tendría la más mínima competencia) me huele a un execrable doble discurso, cuando en la casa se incumplen y arteramente, instrumentos y tratados que entre otros consagran el debido proceso e incluso en la misma rama, el estado plurinacional desconoce el derecho de asilo de un Senador opositor. Parece que esos instrumentos valen en la medida que sirvan a los intereses del poder y luego son thanta papeles; fuera bueno entonces considerar que: “Meter mucho ruido a propósito de una ofensa recibida no disminuye el dolor, sino acrecienta la vergüenza”. Giovanni BOCCACCIO
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