LA NOTICIA DE PERFIL

El americano feo

El americano feo

Paulovich.- “Podrá ser invitado a Bolivia por el presidente Evo Morales pero no permitiremos su ingreso a Quillacollo, tierra de hombres y mujeres de correctos procederes”. Así se pronunció mi pariente espiritual al hacerme conocer la noticia que nos sacudió el día domingo, cuando en un discurso el primer mandatario dijo que Bolivia podría asilar al espía norteamericano Edward Snowden.
Naturalmente, me adherí a su enérgica protesta uniendo mi reposada voz a su noble rugido de leona.
Fue hasta la casa palaciega donde ella vive, arrastrándome de la mano para que pudiera yo ser testigo de su hazaña que consistió en extraer de su dormitorio una batería antiaérea destinada a defender los cielos de Quillacollo de una posible incursión aérea de una nave extranjera (venezolana o nicaragüense) con un pasajero tan indeseable.
Con mis musculosos brazos pude colaborar a la fortachona cholita cochabambina a sacar la batería aérea que escondía en su casa y llegamos hasta el templo de San Ildefonso, sagrado sitio donde se venera a la Virgen de Urkupiña para que la Madre de Dios bendijera nuestra principal arma defensiva destinada a defender nuestro espacio aéreo que está prohibido de ser utilizado por exagentes de la CIA, traidores a su propia patria.
Cumplida esa misión religiosa y patriótica en defensa del espíritu cívico y bolivianista, nos dirigimos a las alturas vecinas para emplazar la batería de Macacha destinada a defender nuestra tierra de personajes tan indeseables como el tal Edward Snowden, tan simpático solamente para Evo Morales, Alvarito García Linera y otros pocos que ahora parecen seres enceguecidos por su odio visceral contra los Estados Unidos de Norteamérica.
Al retornar a la ciudad de Quillacollo no pude resistir a la tentación de servirnos un tradicional chicharrón que me había sido invitado por mi anfitriona Macacha viuda de Racacha y convenientemente rociado por unos vasos de chicha, los que –según la leyenda que recorre por estos lugares- es el líquido elemento que dota de peculiar inteligencia a los habitantes de Cochabamba, no surtiendo el mismo efecto con orureños y paceños que solemos viajar a Quillacollo.
Fue al calor del magnífico brebaje que mi comadre y benefactora económica me formuló la siguiente interrogante: “¿Por qué nuestro Presidente Evo ha tenido que escoger al norteamericano más feo y más fiero de todos para ofrecerle asilo en Bolivia teniendo Estados Unidos cientos de millones de habitantes que aman a su país trabajando y luchando por su nación? Aquí hay algo torcido que manipulan sólo países como Bolivia, Venezuela, Nicaragua.