EDITORIAL
El predominio político
El predominio político
La Cumbre de Mercosur confirma la decisión de algunos mandatarios de convertir los instrumentos de integración en una especie de club de amigos
La Cumbre de Mandatarios del Mercado Común del Sur (Mercosur) realizada los pasados días en Uruguay se ha desarrollado y ha concluido, como algunos analistas previeron, cumpliendo sólo una agenda político-ideológica. Así, una vez más han postergado temas económicos que, revisando su historia, fue su razón de ser, y en circunstancias en que estos comienzan a distanciar a los países miembros.
Pero, incluso en el orden político-ideológico los resultados son malos. Los mandatarios de Brasil, Argentina y Uruguay han convalidado el ilegal ingreso de Venezuela y, para demostrar que se hace lo que ellos quieren, así sea vulnerando las normas que rigen el acuerdo, le han dado la presidencia pro tempere al mandatario venezolano que, además, tiene en su contra haber sido acusado de intentar organizar un golpe militar en Paraguay en respuesta a la impertinente, pero constitucional, destitución del ex presidente Fernando Lugo.
Por otra parte, y aprovechando el intolerable agravio inferido al Presidente boliviano en Europa cuando retornaba en su aeronave de Moscú a La Paz, los mandatarios de Mercosur han ratificado --como ya lo hicieron en una reunión que sostuvieron en Cochabamba y en la Organización de Estados Americanos (OEA)-- una política agresiva hacia Europa, exigiendo explicación y pedido de disculpas por esa actuación a Francia, España, Portugal e Italia, a tono con sus propios intereses internos.
En ese marco, si algo de integración económica hicieron fue postergar la aceptación como miembro pleno del grupo a Bolivia, mientras no se adecúen algunas normas de orden particularmente arancelarias, decisión que no compensa la importante comitiva ministerial que acompañó al Primer Mandatario, a la que se sumó un importante parlamentario y el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), autoridades que, por lo que ha trascendido, sólo tuvieron que escuchar nuevamente el relato presidencial sobre el viaje de retorno de Moscú y los discursos de los presidentes reunidos, que, casualmente, fueron los mismos que lo hicieron en Cochabamba. Además, reiterando una inconsistente postura: duros en el discurso y suaves en el texto firmado (¿será que creen que las palabras se las lleva el viento?) especialmente en el caso de Estados Unidos.
Mientras tanto, quienes comprenden que no hay que perder el tiempo en retórica avanzan en forma sostenida en la creación de mecanismos de integración que permitan desarrollar sus naciones aprovechando el surgimiento de los nuevos polos de poder.
En nuestro caso, además y como ha señalado con precisión un columnista de Los Tiempos, radicalizamos más allá de los necesario nuestra posición en contra de países de la Unión Europea y de Estados Unidos (país al que el Presidente acusa sistemáticamente de ser quien presionó para que sea agraviado), olvidando que en La Haya hemos interpuesto una demanda para obligar a Chile a negociar seriamente para que Bolivia tenga un acceso soberano al mar.
En fin, la Cumbre de Mercosur confirma, una vez más, la decisión de algunos mandatarios de convertir los instrumentos de integración regional creados con mucho esfuerzo, en una especie de club de amigos para socorrerse mutuamente cuando de temas político-ideológicos se trata.
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