ESTRELLA. Celia Cruz consagró su carrera con siete premios Grammy.
EL MUNDO RECUERDA A LA ESTRELLA CUBANA
Reina salsera, Celia Cruz, partió hace ya diez años
Reina salsera, Celia Cruz, partió hace ya diez años
Tras 50 años de trabajo, Celia Cruz pasó
de cantante a leyenda el 16 de julio de 2003
Nueva York/EFE
La poderosa voz que inmortalizó el inconfundible grito de "¡Azúcar!", símbolo de la salsa cubana, calló para siempre hace diez años, dejando huérfano al género musical de una de sus mayores artistas, la inimitable Celia Cruz.
Conocida como "La Reina de la Salsa", Cruz hizo bailar al mundo con sus vestidos de colores alegres, el dinámico contoneo de caderas característico de la música latina, y pegadizos temas que en parte versionó, desde el mambo de Tito Puente "Oye cómo va" a la canción popular cubana "Guantanamera".
Nacida Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso, en su trayectoria obtuvo siete premios Grammy y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, en 1987, a lo largo de una carrera en la que también internacionalizó melodías propias, como "La negra tiene tumbao", "Quimbara" o "La vida es un carnaval".
Celia Cruz jamás reveló en vida su edad real ante los medios, por lo que son muchos los que divergen al fechar su nacimiento en 1920, 1924 ó 1925; años que precedieron a una infancia en La Habana
En una entrevista a The New York Times, la cantante confesó que su intención inicial era ser "madre, profesora y ama de casa", aunque descartó eso en 1950, cuando se convirtió en la líder del grupo La Sonora Matancera y dio comienzo oficial a su carrera.
Diez años después, el grupo completo abandonó Cuba, tras el ascenso al poder de Fidel Castro, y en 1962 Cruz se casó con uno de los trompetistas de la banda, Pedro Knight, un matrimonio que duró hasta la muerte de la cantante.
Una anécdota recurrente sobre la vida de Celia Cruz, narra un día en el que la artista tomaba café en un restaurante y el camarero le preguntó si quería azúcar: "¿Azúcar? ¿Cómo puede preguntarme eso? ¡Soy cubana! Sí, ¡con azúcar!", en un particular arrebato que sentaría las bases de su grito más famoso.
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