Francisco, siembra esperanza
Francisco, siembra esperanza
Juan José Bonifaz B..- El Papa Francisco, visita el Continente americano para sembrar nuevas esperanzas en la juventud y en todo el mundo cristiano. Lo cierto es que incrédulos y creyentes, viven actualmente un enorme vacío e incertidumbre fruto de la injusticia, la violencia, los fundamentalismos político-religiosos y todas las formas del materialismo, que han hecho presa de las sociedades –mientras éstas– claman por un cambio de mayor justicia, paz y amor fraternal en los hechos, no en las palabras.
Este Papa no trae oro ni plata –como dijo en su primera intervención– trae algo más valioso, el mensaje de Cristo, el padre de Sabiduría, Fe y Amor; el ejemplo de vida que todos los cristianos deben imitar, si desean encontrar la paz, la felicidad y, construir un mundo alejado de la ignorancia, el fanatismo y la ambición.
Francisco, tiene la vivencia de nuestra sociedad –sus taras y valores– ha caminado por donde nosotros caminamos, ha visitado nuestros hogares y sentido las miserias, conoce debilidades y fortalezas, mentiras y verdades de nuestro Continente. Él sabe que primero en Europa y ahora en América, algunos políticos se han dedicado a endeudar a la gente creando un ambiente de dependencia para incrementar su poder; son expertos en crear pobres y nadie los cuestiona. Conoce a los socialistas cuyas políticas tienen a muchos países al borde del colapso, porque creen en la redistribución de la riqueza, que es una de las razones de la pobreza.
El estado interventor o de bienestar, libera a la sociedad de su responsabilidad. Las familias escapan a su deber de formar hogares, inclusive las iglesias dejan su rol al falso estado asistencialista. La gente ya no practica la caridad y ve a los pobres como problema del gobierno, y finalmente, los pobres pasan a ser propiedad de los políticos a quienes empobrecen, para que luego voten por los autores de su miseria.
Es cierto que estamos pasando por una transición trascendental, una perturbación substancial, un salto extraordinario en términos de la vida en este planeta en general y estamos sintiendo la necesidad de una evolución espiritual, hacia un nuevo tipo de ser humano en el proceso. Nuestro rol es -y ha sido siempre- construir un mundo nuevo. Comenzar a construir una imagen nueva en nuestras mentes, una visión de cómo va a ser la apariencia de este nuevo mundo, quiénes serán los nuevos seres humanos y cómo van a servir a la sociedad y sus instituciones.. Estamos directamente involucrados en el proceso y somos los actores principales, en el rediseño de una forma de vida totalmente nueva. Si nos apegamos al sistema actual y damos energía a todas las cosas negativas, materiales e irreflexivas, corremos el riesgo de ser arrastrados por esa dolorosa realidad. Por eso, es necesario trascender a la miseria y la ilusión humanas, y con el mejor ánimo, focalizarnos en un mundo mejor de paz y verdad, poniendo todas nuestras energías hacia una vida de fe, esperanza y amor. ¡Que Dios bendiga los pasos del Papa Francisco!
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