TORMENTA MUDA

Consagración antipatriota de Paz Estenssoro

Consagración antipatriota de Paz Estenssoro

Juan José Anaya Giorgis.- Una sección entera del DS 21060 ordenó descentralizar la empresa en tres subsidiarias: empresa petrolera del oriente, del sur, y empresa de distribución y transporte. Esta última debía transferir la distribución minorista al sector privado (art. 81-101).
El reordenamiento de las jerarquías gerenciales, añadiendo la privatización de los eslabones privatizando los eslabones de distribución minorista, fue denunciado como un atentado a la existencia estatal de YPFB por la Federación de Trabajadores Petroleros de Bolivia (FTPB), precisamente la principal contribuyente a las rentas del TGN. Al compás de las movilizaciones de rechazo al recorte del patrimonio económico fiscal, los funcionarios de alta jerarquía realizaron evaluaciones meticulosas de la reforma, concluyendo inconveniente aplicar esta parte del “ajuste”.
Finalmente las ordenaciones administrativas del 21060 en YPFB, no trascendieron del mero enunciado textual (Royuela, Comboni, 1996: 160). Según Miranda Pacheco, el gobierno, ante la inminencia de una pelea mucho más dura e incierta con los mineros de Comibol, abandonó dichos afanes reformistas para evitar una guerra en dos frentes sindicales (FSTMB y FTPB). Inesperadamente los precios internacionales del estaño cayeron a menos del 50% en el lapso de dos o tres días infortunados en noviembre de 1985; no sería posible cumplir las obligaciones del TGN soportando las pérdidas financieras causadas por las exportaciones estañíferas con esos precios. De hecho la FTPB dejó sola a la FSTMB cuando el gobierno cerró la mayoría de las minas de Comibol el 25 de agosto de 1986 con el DS 21377.
El incidente de YPFB consagró viajas suspicacias sobre Paz Estenssoro como el agente más siniestro al servicio de los intereses anti bolivianos. Sus traiciones pasadas a la patria como la implantación del Código “Davenport” en 1955, o sus afanes reformistas de Comibol en base a criterios administrativos de “óptima productividad”, pero a costa de la clase obrera, ensayados en el plan triangular de 1961, habían sido sólo la punta del iceberg, un aviso previo todavía tenue, de los crímenes que tenía en mente acometer contra Bolivia, crímenes dignos al castigo más severo contemplado en los códigos penales de las instancias políticas de la justicia nacional.
El analista Arturo Sarabia afirma en su libro de 1988 “Gas y Petróleo, ¿y para quien?”: “El presidente Paz al asumir el gobierno en 1985, se comprometió ante el Departamento de Estado (de EEUU) a cumplir con el pago de la deuda externa, a reorganizar –entiéndase liquidar– las estatales Comibol y YPFB, y abrir las puertas, de par en par, a las empresas norteamericanas que se llevan recursos naturales”. Esta visión ha sido oficialmente sacralizada en la memoria especial sobre histórica de YPFB, editada por la empresa en 2010, a razón de su 75 aniversario, una especie de “Eneida” evocando la epopeya de la refundación estatal de YPFB, condición imprescindible del triunfo industrial de Bolivia.
La interpretación histórica de la privatización de YPFB y Comibol como los verdaderos objetivos del 21060, cuya efectivización plena sólo pudo ser impuesta por Paz Estenssoro en Comibol, delegando la conclusión de robo anti nacional a su aprendiz Sánchez de Lozada, cierne un interrogante sobre la explicación de la tercera nacionalización como una consecuencia de los anhelos rentistas de las masas; al parecer los imaginarios nacionales de liberación nacional implican a una gran misión colectiva que se alimenta de una pasión: engrandecer a la patria, algo más que meros intereses inmediatistas y supinos como el rentismo.
El autor es economista