BUSCANDO LA VERDAD

El pan nuestro de cada día

El pan nuestro de cada día

Gary Antonio Rodríguez Álvarez .- Que haya pan a un precio módico, es un problema recurrente en Bolivia por el crónico déficit de harina de trigo existente y su costosa importación que se debe solucionar subsidiándola. El trigo es el capítulo pendiente de nuestra soberanía alimentaria siendo que pan y desayuno, son uno.
¿Qué explica el producir cerca de 252.000 toneladas de trigo, cuando precisamos 650.000 toneladas anuales? Las donaciones de trigo recibidas por décadas, a las que nos acostumbramos; su compra con arancel cero desde Mercosur, gracias a la zona de libre comercio negociada por Gonzalo Sánchez de Lozada; el contrabando de harina que resulta una competencia ruinosa; y, la falta de políticas para incentivar la producción nacional, allanaron el camino para volvernos simples importadores.
“Un país que no produce su propio pan es un país mendigo”, me escribió el economista Jorge Hamel Reynolds, recordando que en Potosí podría cultivarse trigo con aguas del Silala y también en Mojocoya, Chuquisaca, donde su tío Humberto Hamel hace medio siglo experimentaba con trigo, lamentando que la Reforma Agraria convirtiera su propiedad en minifundios estériles, igual como pasó con Cochabamba –el ex granero de Bolivia– que cedió su espacio a Santa Cruz donde el trigo es hoy un cultivo de invierno que rota con la soya.
El Gobierno confía que con un “Programa Nacional de Trigo” para el altiplano, valles y el oriente, Bolivia sea autosuficiente el 2025: riego, mecanización, mejor infraestructura, capacitación y asistencia técnica sería la fórmula para una mayor producción y productividad. Esto fue refrendado por la Directora General de Desarrollo Rural, Lic. Ana Guzmán, en el “Día del Trigo” que organizó ANAPO en Okinawa el 26 de julio, quien –ante la ausencia del Presidente y el Vicepresidente del Estado– se lució anunciando que habrá además un seguro y crédito agrícola especial y un precio de garantía al productor.
Ojalá que sea así, porque no se trata de un tema menor: entre el 2002 y el 2013, Bolivia habrá gastado más de 1.000 millones de dólares importando trigo y harina de trigo desde Argentina y EEUU, principalmente.
La periodista Erika Apaza escribía resignada el 23 de julio en Twitter, “estoy muy consciente que el pan que hoy comeré es mitad gringo”. “Medio gringo o medio gaucho, el pan nuestro de cada día es una bendición de Dios, muy especialmente si es una marraqueta”, le respondí. Que el pan de los bolivianos sea elaborado con trigo boliviano dependerá de hacer bien las cosas en el país.


El autor es economista, mágister en Comercio Internacional