Estamos trabajando para usted

Estamos trabajando para usted

Víctor H. Romero.- Si hay algo que enerva es encontrarse con el letrerito que corta el paso y te desvía, encima del perjuicio uno tiene que tragarse la frase ya célebre que justifica toda interrupción, "Estamos trabajando para Usted".
Puede que realmente estén trabajando para nosotros, que estén instalando gas domiciliario, reparando el sistema de alcantarillado, reponiendo una tubería de agua, colocando fibra óptica, parchando baches en el asfalto, en fin hay muchas cosas por las que se puede trabajar, no por uno sino por la ciudad, pero hacerlo de día y en horario de oficina, no cuadra.
Lo más triste es descubrir que precisamente trabajan para uno cuando estamos de lo más apurados, por si fuera poco llega la hora del almuerzo y se van, suspendiendo su actividad, dejando a su suerte a decenas, sino cientos de peatones y vehículos, sometidos a la más infernal de las trancaderas, buscando en su fortuna hallar el desvío correcto que los ayude llegar a casa. De hecho, es agradable confirmar que el municipio, la gobernación, el estado están trabajando por nosotros, pero a título de ese laburo no pueden complicar el nuestro y encima pedirnos que los disculpemos cuando en realidad sí están afectando nuestros intereses más inmediatos: dejar a los chicos en el colegio, recogerlos, llegar a la oficina, ir a almorzar contra reloj sólo para ver a la familia, regresar a la casa, entre otros perjuicios.
En mi anecdotario personal en más de una ocasión me ha tocado ver cómo en mis narices y en segundos una vía, una ruta, una calle era cerrada por un delgado cintillo o conos amarillos y rojos que tenían más peso e importancia que yo, un simple ciudadano; para obligarme a girar y buscar otra ruta. Debo confesar que alguna vez intenté no hacer caso y pasar por alto la advertencia, me fue peor, terminé retrocediendo mis pasos por la zanja que debía saltar o por la maquinaria que tenía que esquivar.
Encima las obras a las que debemos entender, comprender y disculpar no avanzan rápido, normalmente se quedan en proceso más tiempo del que deberían consumir, así que nos vemos doblemente perjudicados, porque están mal planificadas y en más de una ocasión la solución que le dan los vecinos es mucho más lógica y tiene más sentido común, que la del municipio, gobernación o estado.
Tampoco se esfuerzan estas instituciones que "trabajan por nosotros", en señalizar las calles y avenidas aledañas a sus obras de la forma correcta para advertir y evitar a los peatones y conductores que están trabajando y han cortado el paso. No, simplemente cierran la ruta a metros de su loable esfuerzo, complicando mucho más el panorama.
Si al menos estas interrupciones fueran las únicas, vale y pasa, pero no, junto con ellas llegan las marchas de protesta, los bloqueos, los desfiles, las entradas folklóricas, las kermeses, ferias y demás actividades que aceptan el asfalto como suyo, sin importarle que el resto. ¿Y la Policía? Bien gracias, los agentes de tránsito, más estresados que nunca, desvían el paso como pueden y complican antes que resolver, se han convertido en un obstáculo más a sortear.
Si por lo menos planificaran y coordinaran mejor sus obras, logrando mínimamente que laburen en doble turno, aprovechando la noche, apelando a la comprensión real antes que la misericordia y a la disculpa, así valdría la pena el esfuerzo, sacrificio que el resto está dispuesto a hacer por alguien que en definitiva no sólo está trabajando por nosotros, también pensando en nuestro bienestar.
* El autor es comunicador social