TORMENTA MUDA
Historia de una ida y una vuelta
Historia de una ida y una vuelta
Juan José Anaya Giorgis.- Hacia 1993, el movimiento sindical articulado en la COB estaba aún inmerso en la crisis política subsecuente al 21060; las luchas por la construcción del Estado nacional o socialista proseguían relegadas de la movilización efectiva, más bien circunscripta a reivindicaciones inmediatas como el cabal y oportuno cumplimiento de las leyes o de compromisos gubernamentales con sectores específicos.
La capitalización sorprendió al movimiento popular sin una entidad constituida en el seno de las organizaciones afiliadas a la COB, con el rol de promover y coordinar las luchas multisectoriales y populares por monopolizar el desarrollo de las industrias extractivas en el Estado; como sucedía en la resistencia contra la enajenación de las reservas gasíferas (exportaciones a Brasil) necesarias para la industrialización, entre 1978 y 1982, entonces el Comité Nacional de Defensa de los Recursos Naturales (Cndrn), integrado por el movimiento estudiantil, sindical, cívico y profesionales, fungió de núcleo operativo.
Hacia 1994, el Cndrn yacía extinto. Los intelectuales comprometidos con el desarrollo estatista de la industria hidrocarburífera más destacados, Enrique Mariaca y Andrés Soliz Rada, estaban distanciados por años, a raíz de las veleidades del primero hacia la oposición contra el acuerdo de exportación gasífera para Brasil, que Siles Zuazo y Figuereido (presidente de Brasil) firmaron en febrero de 1984. La insurgencia del movimiento indígena no había incorporado entre sus demandas la reconstitución del welfare state, todavía no desmontado del todo.
La capitalización, especialmente de YPFB, despertó amplia indignación en la sociedad civil, pero ésta no tuvo suficiente organización para impedirla. El Comité de Defensa al Patrimonio Nacional (Codepanal), creado en principio para recuperar la soberanía de las aguas del Silala despuntando 1995, asumió la defensa de YPFB, incorporando en sus filas a viejos líderes e instituciones sociales: Manuel Morales Dávila, Gildo Angulo, René Rocabado y el Cedib, destacaron. Enrique Mariaca fue nombrado presidente; Saliz Rada peleaba por su lado militando en Condepanal.
El retorno de Goni en 2002, el agotamiento del modelo neoliberal, y la emergencia generalizada de la demanda de nacionalización de los hidrocarburos entre los movimientos sociales; facilitó la unidad de la lucha y Codepanal se constituyó en una suerte de “cenáculo” de orientación sobre el debate político y la acción práctica. Se incorporan Mirko Orgaz (director del periódico “La Hora 25”), Roberto Fernández (prestigioso intelectual), Cedla de La Paz, y Cejis de Santa Cruz. Codepanal se fusiona a la COB, el MAS y los movimientos indígenas; también participan Carlos Villegas y Soliz Rada como independientes, entre otros.
El modelo de Goni adolece de musculatura política suficiente para legitimarse y recurre a la represión brutal, deviene la guerra del gas en 2003 y la congruente “tercera nacionalización de los hidrocarburos”. Sin embargo los grandes caudillos del estatismo petrolero sólo alcanzan a ver “la tierra prometida”: Gildo Angulo, Enrique Mariaca, Andrés Soliz Rada, René Rocabado, Roberto Fernández, y otros verdaderos artífices de la nacionalización, son apartados del poder, y al final, en vez de una nacionalización se consolida la migración de contratos en los marcos de la ley 3058.
Los líderes apartados continúan exigiendo una nacionalización real a través de una lucha solitaria ¿será que el nacionalismo endógeno sucumbe definitivamente ante la figura del líder carismático?
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