Bolivia disgregada
Bolivia disgregada
Juan José Bonifaz B..- Estamos ante la consolidación de dos Bolivias. Y otra vez empiezan las campañas políticas, para retener el poder y seguir haciendo más de lo mismo; tratar de imponer las mayorías como fruto de la democracia del número y la inversión de valores, ignorando un problema que fermenta.
La situación es tal que ni siquiera crecemos en cantidad de habitantes ni calidad de servicios; esos efectos se reflejan en magros y decadentes resultados censales, fruto de la falta de capacidad de autoridades, la escasa inversión, los altos costos de servicios, la miopía y aislamiento del resto del país y el mundo, etc. Nuestra realidad se refleja en la calidad de nuestras demandas: mayor representación parlamentaria y migajas de una torta, que beneficia de manera clara a los departamentos del eje central.
Surgen las preguntas: ¿Para qué mas escaños en la Asamblea Plurinacional si sólo sirven para cobrar por sus servicios de levantar la mano?...Y ¿para qué más recursos si no se orientan hacia una inversión estratégica y de largo plazo?...
Este Censo muestra también otras verdades escondidas y manipuladas. Salta a la vista primero, la existencia de dos realidades dentro de un solo país. Uno decisor y privilegiado, y otro excluido y sólo soporte de la economía nacional. Además, un Estado con población mayoritariamente mestiza; estas evidencias fermentan, silenciosas y pacíficas, el retorno más temprano que tarde a una Nueva República.
El malestar nacional creado como consecuencia del Censo 2013, muestra cómo se ha dividido el país, provocado notables asimetrías departamentales y étnicas que obligan, con su desorden, la búsqueda de una solución sin una visión nacional. Se agudiza el conflicto Oriente – Occidente; se aprecia la decadencia de La Paz frente a El Alto, pero se apoyan para mantener el predominio aimara. El eje central, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, copa la mayor parte de la población y los recursos, frente a regiones claramente despobladas y excluidas como el eje del Sudeste, Chuquisaca, Potosí, Tarija, Beni y Pando, pueblos quechuas y de diversidad guaraní.
Esta disgregación nacional, debe ser resuelta en el más breve plazo, dejando de lado la politiquería que nos acarrea al abismo y la desaparición; el resto es reconstruirla con otra visión y objetivos constructivos. Un país que vea adelante, priorice la investigación científica de apoyo al sector productor; que apoye, con asistencia técnica y conocimiento al agricultor, una educación rural que enseñe cómo trabajar la tierra, hacerla productiva y al mismo tiempo mejorarla y preservarla. Es necesario promover instituciones de apoyo a toda la cadena productiva sobre la base de las Universidades, ONG’s, Fundaciones, Gobiernos Nacional, Departamental, Municipal y un apoyo real del Estado al sector privado.
Tampoco disponemos de infraestructura capaz de mover el producto de la enorme carga que es posible desarrollar en el Oriente, para atender la demanda de los grandes mercados en dos frentes. Lo ideal sería construir vías férreas, empezando por reemplazar la idea de la carretera por el TIPNIS con una línea férrea que una Cochabamba con San Ignacio de Moxos, prosiga a Santa Ana del Yacuma, Riberalta, Guayaramerín y Porto Velho con un ramal Riberalta – Santos Mercado – Río Branco; de San Ignacio de Moxos un desvío a Trinidad y una futura prolongación hasta empalmar con lo que alguna vez se dijo que sería la línea férrea Santa Cruz – Beni. En esta visión ideal del desarrollo del Oriente, debe integrarse el eje Sur, a través del FF.CC. Cochabamba – Sucre – Potosí – Antofagasta y otras rutas del Sur, al Pacífico.
En conclusión, se refleja clara la necesidad de un nuevo liderazgo que tome la posta de la reconstrucción nacional; generaciones jóvenes tenaces que representen el civismo, la honradez, la verdad y el trabajo responsable en el servicio público. Pioneros capaces de enfrentar los muros de alta resistencia construidos en un Siglo de ignominia, fanatismo, hipocresía y tareas incumplidas.
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