El aborto, ¿otro fracaso de la sociedad?
El aborto, ¿otro fracaso de la sociedad?
Víctor Hugo Cuellar Mina.- La vida no es cuestión de religión, política o simplemente “tema de actualidad”, sino, por encima de todo, es un derecho inherente a la condición humana y la razón de ser de los demás derechos de la persona; desde la concepción constitucional, debe enfocarse como el derecho humano más importante reconocido; es así que el Art. 15 de la Constitución Política del Estado lo propugna como un derecho fundamental.
La misma Constitución Política del Estado prohíbe toda forma de acción u omisión que tenga por objeto causar la muerte, por tanto, atentar contra el derecho a la vida. Ante esta situación, surge una cuestionante: ¿será necesario buscar una ley de desarrollo a la norma constitucional que no admite contrario, y que más bien, permite sostener con solvencia que el Derecho a la vida se erige en la única regla de convivencia humana?
El Código Penal establece todo un capítulo sobre el aborto, y lo concibe como el causar la muerte de un feto en el seno materno o provocar su expulsión prematura. Nos preguntamos: ¿acaso estos dos supuestos legales no causan en igual condición la muerte de un ser vivo?; por supuesto que sí, entonces, ¿podríamos concluir con más o menos argumentos, que el aborto es asesinar a otro?
En nuestra legislación penal únicamente existen seis supuestos en que el aborto es impune, es decir, que los que lo cometan no tienen sanción alguna; estos supuestos, que son la excepción a la regla, están regulados en el Art. 274 del Código Penal y son la violación, el rapto no seguido de matrimonio, el estupro, el incesto, el peligro para la vida o la salud de la madre. Es aún discutible si todos estos supuestos son racionales, por cuanto, si bien algunos están justificados por sí mismos, otros por ejemplo están desactualizados.
En el aborto, desde un punto de vista sencillo y no académico, se tiene individualizado a dos sujetos principales, ambos con entidad independiente desde el momento de la fecundación, la mujer que engendra y el nuevo ser humano vivo, y el aborto es la acción u omisión de quitar la vida al nuevo ser vivo, sea a través de un aborto terapéutico o voluntario; éste a su vez puede ser médico, quirúrgico o con medicamentos.
Existen muchos análisis sobre el aborto, pero creo pertinente lanzar una pregunta, ¿por qué se aborta? Estoy seguro que cada ciudadan@ de nuestro Estado Plurinacional y del mundo tiene más de una respuesta, y con seguridad algunas lógicas y acertadas, pero, a modo de no repetirlas, mencionaré sólo a tres causas que, en muchos casos, conllevan a un aborto.
* Relaciones sexuales precoces. Con el avance de la tecnología, la globalización y el mal uso de la comunicación, y la influencia de las redes sociales, l@s niñ@s y adolescentes ponen al descubierto más temprano su sexualidad, y aquello lleva a tener relaciones sexuales sin tener la capacidad y preparación psicológica suficiente, incluso mucho antes de completar su desarrollo físico. Producido el embarazo, por sí mismos, o, a veces, con la “ayuda cómplice y encubridora” de los padres, se busca una solución –aparentemente, la única–, el aborto.
* Miedo a frustraciones personales. En la etapa siguiente, de formación profesional o inicio de los proyectos de vida, por no tener el debido cuidado, o por la rutinaria forma de mantener relaciones sexuales, avivadas por la energía y rebeldía juvenil, características de esta edad, ante el embarazo ocasionado, a fin de no interrumpir la consecución de una carrera profesional, o frustrar un empleo precario, se elige la única opción salvadora, al alcance del conocimiento de éste grupo etario, el aborto.
* Relaciones sexuales irresponsables. El relajamiento social, la pérdida o inexistencia de valores y principios, el predominio del sexo sobre la función reproductora, y la vida fácil de estos días, entre otros factores, convierten al sexo en burdo y ordinario, al puro estilo de las relaciones sexuales ejecutadas en la antigua Sodoma y Gomorra, donde predomina el sexo ocasional y de conveniencia. Y ante un embarazo no deseado, y en el afán de no tener consecuencias sociales y de status, se recurre a una solución al conflicto, fácil y al alcance del bolsillo, el aborto.
Las causas citadas no se justifican con ningún argumento racional y equilibrado, y en lugar de poner en debate este tema contrario al derecho a la vida, deberíamos pensar y reflexionar en cómo evitar que concurran las causas, para no llegar al aborto.
Entonces, despenalizando el aborto, es decir, dejando de tipificar como delito una conducta, el quitar la vida a un ser vivo, en mi criterio, no solucionará los males de la actual sociedad, ni se evitarán más embarazos, ni más muertes de mujeres, ni más casos de adulterio, o acoso sexual, ni se luchará contra la pobreza, ni se cambiará la cultura social, únicamente se abrirán las puertas para asesinar a seres viv@s indefensos, a título del aborto electivo, sin ningún control ni límite, más que la simple voluntad de los más fuertes, los que engendran.
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