El censo, lo que no dijo y dijo

El censo, lo que no dijo y dijo

Víctor L. Sánchez Sea.- Sirve el censo para tener estadísticas y permite formular propósitos encaminados a satisfacer necesidades; esos resultados, aún cuestionados, demuestran la realidad. Puntos de vista referidos a sus consecuencias son preocupantes y obliga a un análisis profundo de la verdadera situación en la que vivimos. Expresa el censo varios indicadores, pero como efecto final deja entrever que Sucre no está bien, está muy mal y su futuro es impredecible. Por ello, es pertinente reflejar, sin esfuerzo de por medio, lo que el censo enuncia detrás de sus números.
Sin alejarnos de la ciudad vemos la cantidad de gente al medio de los desechos para proveerse de alimentación; ¿esa conmovedora escena no es una cruel realidad de la pobreza en la que la ciudad se encuentra? El ser testigos y cómplices de cómo el alcohol y por ahí la droga consumen a niños y jóvenes, ¿no es una clara muestra de carencia de instrucción y control sobre ellos? ¿Cuál la actitud de la sociedad citadina sobre esa lacerante vivencia que eriza la piel ante el futuro que aguarda a la juventud? Escuchar y espectar la violencia ya cotidiana en contra de mujeres y niños ante la indiferencia espantosa de todos, ¿no será consecuencia de la ausencia de Dios y por ende de la falta de amor al prójimo?
¿Los atracos, robos, violaciones y otros delitos no son igual prototipos del acontecer diario y revelan la falta de seguridad? ¿No es otro corolario del censo la migración de cientos y miles de personas en busca de trabajo para satisfacer las mínimas necesidades que tienen sus familias? ¿No se palma acaso la falta de planificación en todo aspecto en la ciudad y consiguientemente la falta de profesionales y autoridades que proyecten emprendimientos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes?
Eso no dijo el censo. No dijo de las autoridades que a la hora de concebir ideas, primero atisban sus intereses. No dijo que los educadores no inculcan en sus alumnos que su vida debe estar sembrada de valores que les permitan subsistir con honor y sin carestías su futuro. Pero dijo: debemos buscar mejores rumbos para tener óptimos días, encontrar genios y no ingenuos, buscar gente exitosa y no simplicista, descubrir, con lente a cuestas, inteligentes y no necios, hallar personas que no jueguen al todo o nada, gente buena para una ciudad bienhechora compuesta por hijos que viven en ella y otros que añoran retornar a su terruño, con el deseo de que progrese. Ojalá el próximo censo nos diga que Sucre los encontró y que ya vive en bienestar…