CONTROVERSIA. La estatua del navegante genovés pretende ser llevada a Mar del Plata.
TRAS INTENTO POR SUSTITUIRLO POR JUANA AZURDUY
Custodios protegen a Colón
Custodios protegen a Colón
Buenos Aires/EFE
Adrián no le quita los ojos de encima a la estatua de Cristóbal Colón desde hace dos meses, cuando el Gobierno argentino la bajó del pedestal que ocupaba detrás de la Casa Rosada y las autoridades de Buenos Aires, para quienes trabaja, le dieron una orden: ser el custodio del descubridor de América.
Durante seis horas al día, Adrián vigila el monumento de Colón para evitar que sea trasladado a la ciudad de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, y reemplazado por una escultura de Juana Azurduy, heroína de la guerra de independencia.
Cuatro custodios se turnan su cuidado durante las 24 horas del día para frustrar el traslado ordenado por la presidenta argentina, Cristina Fernández, y mantener a la escultura en la ubicación que ocupa desde 1921, año en que fue donada por la colectividad italiana.
Adrián hace guardia desde las tres de la tarde a las nueve de la noche y mata el tiempo caminando de uno al otro lado de la reja que rodea a la plaza en la que se halla la estatua, justo detrás de la sede del ejecutivo nacional, con su pequeña mochila al hombro.
"Nos fijamos que no haya movimientos de que quieran mover la estatua", explica Adrián, inspector de espacio público de Buenos Aires, como demuestra la cazadora negra y amarilla del gobierno porteño.
"Soy de ascendencia italiana pero no creo que Colón represente algo positivo para la historia", confiesa Adrián, quien denuncia que su protegido "masacró toda una civilización".
Sin embargo, el custodio tampoco está de acuerdo con que el monumento del descubridor de América sea reemplazado por el de la heroína de la independencia Juana Azurduy, de origen mestizo, por la simple razón de que "no van a renacer todos los indígenas por cambiar una estatua, no tiene sentido", comenta.
Adrián custodia a Colón desde el pasado 29 de junio cuando, después de meses de conflicto con las autoridades de Buenos Aires, el Gobierno argentino desmontó la escultura alegando tareas de restauración que nada tenían que ver con el posible traslado de la misma.
Ideología
La conservadora Laura Alonso dijo que hay una invasión de la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, debido a una mezcla entre una decisión caprichosa de la presidenta y una "ideología estúpida".
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