Bolivia y el Mercosur
Bolivia y el Mercosur
Jorge Márquez Ostria.-. El 7 de diciembre de 2012, en la reunión de Jefes de Estado del Mercado Común del Sur (Mercosur) se firmó el Protocolo de Adhesión del Estado Plurinacional de Bolivia. La posible adhesión de nuestro país a este bloque comercial genera una oportunidad para analizar qué implicancias podría significar esto para el comercio exterior de Bolivia, dentro de los procesos de integración latinoamericanos.
Entre los procesos de integración de Sudamérica, es necesario hacer distinciones entre tres casos: 1) el de los países de avanzada industrialización; 2) el de los que se encuentran insertados en una integración subregional, que podría abrirles espacios apropiados para su industrialización y 3) el de los países que podrían ingresar en una integración subregional y disponer de las facilidades precedentemente mencionadas. El caso del país de avanzada industrialización se aplica, en primer lugar al Brasil, seguido por la Argentina que en el ámbito del Mercosur puede contar con una rápida recuperación industrial. El caso de países como Paraguay y Uruguay, insertos en el Mercosur, presenta grandes oportunidades para una concertada especialización industrial, en el ámbito del sistema. El caso de Venezuela y su reciente incorporación a este sistema, viene a fortificarlo y resulta indispensable por sus cuantiosas reservas energéticas. Por último, el caso 3) que íntegramente se refiere a Bolivia y con la industrialización del gas, merece una pronta incorporación a este mercado del Cono Sur.
Veamos, ahora, la experiencia de los otros procesos de integración y sobre todo las amenazas del más reciente, la Alianza del Pacífico. Siendo un esquema de control y dominio geopolítico con un objetivo manifiesto comercial y de integración, este bloque de cooperación e integración pretende ser un acuerdo que permita mejorar los niveles de vida y liberar el tránsito de más de 210 millones de personas entre Chile, Colombia, México y Perú, con un PIB que representa cerca del 35 por ciento del total latinoamericano, una superficie de 5.144.603 km2 y exportaciones por más de $us 500.000 millones. Se trata pues, de un proyecto de libre comercio del Pacífico que se iniciará disminuyendo las barreras comerciales, las trabas al tránsito de personas y articulando la seguridad en un proceso de integración, competencia y control. Para llegar a los objetivos mencionados y lograr un proceso de acoplamiento profundo y de articulación más rápida, plantea ser un competidor de los demás acuerdos.
El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), por su parte, está moribunda actualmente por los aspectos económicos, políticos y de injerencia. Lo mismo podemos decir de la Alianza para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP). La comunidad Andina de Naciones (CAN) ha tenido inconvenientes para gestionar su desarrollo integral, experiencias que no han podido, en la práctica, afianzar la confianza y la cooperación económica y política en la región por interferencias propias y extrañas.
Por lo anotado anteriormente, resulta claro que la Alianza del Pacífico viene como contrapeso a la hegemonía actual del Mercosur, que aunque con dificultades, diversifica la economía y acelera los procesos de industrialización de la región.
En las actuales circunstancias, es imposible una Bolivia desarrollada e incluida en el mundo si no está insertada en la región, por lo que debe reorientar su mirada, como corresponde, hacia el océano Atlántico.
El autor es Vicepresidente Nacional de Operaciones de YPFB
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