Los niños de Siria
Los niños de Siria
Juan José Bonifaz B..- Otro crimen horrible asoma en el Oriente Medio. Los niños de Siria lloran e imploran la atención del Mundo. Éste guarda silencio y se muestra insensible ante la muerte de seres que son privados del derecho de vivir, de tener sueños, dignidad, seguridad y libertad.
¿Por qué los hombres están siempre en guerra?... El sabio suizo Jean-Jacques Babel verificó que desde los últimos 56 siglos, la humanidad lleva organizadas 14.500 guerras, que provocaron tres mil millones y medio de muertes. Esto representa la mitad de la población mundial de hoy en día. Solamente en el año 1991, por ejemplo, se registraron 52 guerras o focos de crisis en nuestra Tierra. Esto significa que después de numerosos conflictos, dos guerras mundiales en un siglo, y la masacre de millones de seres humanos, todavía no se ha cumplido el plan demoniaco.
¿Qué finalidad impele, pues, a la guerra entre los hombres?...Desde hace siglos el motivo de la guerra es el rompecabezas de las organizaciones de paz, y también de los filósofos. Llegaron a la conclusión de que casi todas las criaturas de la Tierra se enfrentan regularmente por falta de alimento y de territorio. No podemos atribuir al ser humano la agresividad de los animales entre sí, pues él posee –además– una inteligencia, una conciencia y una ética. Pensemos en la diferencia que existe entre dos animales predadores luchando por su presa, y las multinacionales armamentísticas que viven de la venta de armas y por tanto de las crisis permanentes.
Que la “lucha por la vida” puede servir como distracción es algo que se sabe desde la antigua Roma, donde bajo la divisa de “panem et circenses” (el pan y los juegos que distraen el pueblo), los gladiadores combatían entre sí, para regocijo de la plebe, impidiéndoles pensar en su propia desgracia. Es el mismo principio que en nuestros días mantienen la televisión, el vídeo y los grandes encuentros de fútbol, que dan al ciudadano la posibilidad de escapar al vacío y al peso de su vida. El hombre grande se distingue del pequeño en que éste inspira sus actos únicamente en el egoísmo que satisface sus sentidos y halaga su vanidad, no duda en sacrificar a sus semejantes; en tanto que aquél, el hombre que se eleva sobre el vulgo, no duda en olvidarse de sí mismo, para ofrecer a sus hermanos un poco de dulzura en la existencia.
El proceso de planificación de un gobierno mundial, iniciado después de la II guerra mundial, parece llegar a la final, como la mejor solución para la crisis que nos agobia. Multitudes inocentes e ignorantes son ajenas a las maquinaciones de los amos del planeta. Todos políticos –moros y troyanos– están con el reto de promover un nuevo Orden Mundial que significa la supresión de los estados nacionales, las libertades, la mundialización de las finanzas, los alimentos, la prensa, la salud, el control de la población y la reconstrucción después de la destrucción.
Vuelven los tambores de guerra y el sistema político mundial está enfermo; no podemos responsablemente obviar esa realidad. El actual estado de confusión, conflicto, inseguridad, crisis, irracionalidad política y relajación de la conducta juvenil, alejada de normas familiares, morales, sexuales, económicas, etc. es consecuencia de los procesos de deterioro social que han llegado a un final materialista con pérdida de los valores humanos.
Concluimos invocando por la paz y la libertad en el mundo: “Desde el punto de luz en la mente de Dios, que afluya luz a las mentes de los hombres, que la luz descienda a la tierra. Desde el punto de amor en el corazón de Dios, que afluya amor a los corazones de los hombres. Desde el centro que llamamos la raza de los hombres, que se realice el plan de amor y de luz, y selle la puerta del mal”.
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