ENTRE COLUMNAS
Santos y demonios
Santos y demonios
Rodolfo Mier Luzio.- Una vez más se demuestra que la justicia, aquí en Bolivia, no es tal; porque, si así fuera, el trato con los ciudadanos bolivianos sería igualitario, conforme a la ley y de acuerdo a Derecho. Pero este no es el caso.
Por ejemplo, un alto jefe de la policía boliviana, ex comandante de esa institución, declaró que “la detención de un miembro policial en Estados Unidos no nos tiene que sorprender; estos señores tenían que ser aprehendidos porque era de conocimiento público la existencia de la red de corrupción incrustada en la oficina anticorrupción de la Felcc (Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen), donde están comprometidos dos fiscales, tres oficiales, además de otros personajes que conformaron esta red poderosa de corrupción y extorsión”.
Por otro lado, el magistrado del Tribunal Constitucional Gualberto Cusi considera que “dentro de las investigaciones que se siguen sobre el presunto caso de extorsión detectado dentro de los ministerios de Gobierno y de la Presidencia, no se lograrán avances significativos, porque no se afectarán entre miembros del Movimiento Al Socialismo”
A su turno, una abogado considerada hasta ahora afín al oficialismo declaró que es conocido por todos “el sometimiento de la justicia al gobierno de turno”. Acotó que “aquí no existe posibilidad de que el inocente sea declarado inocente y el culpable sea declarado culpable. Se ha distorsionado todo”…Más elocuente no podía ser, y coincide con lo manifestado por la Alta Comisionada de la ONU, quién mostró su preocupación al advertir de la “crisis en la administración de justicia” en Bolivia.
Así están muchos casos de la utilización de una justicia sesgada, a favor de personajes que de alguna manera están ligados con este “proceso de cambio” o son funcionales al gobierno. Muchos fiscales, jueces y policías caminan libres y muy sueltos de cuerpo por las calles del país, sin que nadie se atreva a juzgarlos y ni siquiera imputarlos.
Otros, encontrados culpables, pero que pertenecieron o pertenecen al oficialismo, son tratados con otros criterios, utilizando la vara de la justicia con otras medidas, como si existiera una especie de “nostalgia partidaria”. No importa que hayan cometido delitos en contra del Estado y, peor aún, que tengan las manos manchadas de sangre.
Tal es el caso del ex hombre fuerte del MAS, allegado a los más altos niveles gubernamentales, Presidente del Senado Plurinacional y Presidente de una de las más importantes empresas estratégicas como es YPFB, quien fue beneficiado con la detención domiciliaria dentro del caso de la empresa Servicios e Industrias Petroleras Sociedad Anónima (SIPSA), creada como una filial de YPFB, quien tiene una sentencia (hasta cierto punto beneficiosa) de 12 años.
La determinación judicial es que Santos Ramírez cumpla la detención domiciliaria con custodia policial, se apersone al Ministerio Público los días viernes para firmar el libro de actas y pagar una fianza de 30.000 bolivianos. Y esito sería todo.
Así, unos están en la cárcel, o en el exilio por ser opositores y sin posibilidad de ningún beneficio que les permita tener un juicio justo. Esos, son los Demonios que el gobierno satanizó; por lo tanto, no tienen la posibilidad de mostrar su inocencia o justificarla. Al gobierno, no le interesan esos casos y tampoco si son una flagrante figura de una planificada retardación de justicia.
Por el otro lado, los santos son aquellas personas privadas de libertad, encontradas culpables y con sentencia; pero que por ser o haber sido afines al proceso de cambio, salen libres, así sea con detención domiciliaria.
La justicia está más ciega que nunca, pero sabe muy bien, pese a su ceguera, quiénes son los santos y quiénes los demonios: unos huelen a azufre opositor; los otros tienen el olor a rosas azules y blancas y el inconfundible aroma de coca.
Por lo menos...esa es mi opinión.
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