EDITORIAL

La competitividad de Bolivia

La competitividad de Bolivia

Pese a las mejoras, sigue siendo muy grande la distancia que nos separa de los demás países de la región, por lo que es mucho lo que queda por hacer

A la ya larga lista de buenas noticias y elogiosas apreciaciones sobre la marcha de la economía nacional, se ha sumado durante los últimos días la presentación en Ginebra, Suiza, del Informe Global de Competitividad (ICG) 2013-2014 del Foro Económico Mundial, elaborado para América Latina por la escuela de negocios INCAE. Según ese estudio, Bolivia se ubicó en el puesto 98, entre los 148 países que anualmente son objeto de la evaluación, siete puestos más arriba que en 2012.
El hecho es en sí mismo muy positivo, más aún si se considera que marca un punto de inflexión pues da fin con una tendencia negativa que se reflejaba en estudios similares de años pasados. En efecto, hasta el año pasado, Bolivia aparecía cada vez más alejada de los países más competitivos del continente. Y también se señalaba que las causas a las que se atribuía esa tendencia negativa, como la inestabilidad política, el bajo acceso al financiamiento, la corrupción, la burocracia gubernamental ineficiente y las regulaciones laborales restrictivas, no mostraban señales de mejora alguna.
Muy diferente es la percepción que este año se refleja en el informe, pues el INCAE sostiene que nuestro país habría logrado importantes resultados como el incremento del superávit fiscal, la baja deuda del Estado boliviano, la tasa de ahorro y la disponibilidad de capital de riesgo y acceso al crédito.
Sin desmerecer las mejoras, el informe también advierte que es todavía mucho lo que a Bolivia le falta avanzar para desarrollar plenamente su potencial competitividad. La existencia de cobros irregulares, las altas tasas impositivas y el bajo nivel de servicio al cliente, son identificados como los principales obstáculos que se deben superar. Asimismo, el INCAE recomienda disminuir las trabas burocráticas que suelen dificultar los procedimientos para iniciar negocios. Identifica también a las excesivas regulaciones a la Inversión Extranjera Directa (IED) y la baja capacidad de absorber tecnología y la escasa disponibilidad de proveedores locales, como otras tareas pendientes a las que el Estado boliviano debe dirigir sus esfuerzos
Por otro lado y en franco contraste con lo que sucede en Bolivia, el informe sostiene que la mayoría de los países latinoamericanos habrían iniciado una tendencia al estancamiento o al descenso de sus niveles de competitividad. Mientras Brasil y México básicamente conservaron los mismos puestos en el ranking global de competitividad del año pasado, Argentina, Uruguay y Venezuela sufrieron las mayores caídas, al igual que Chile que cayó de la posición 33 a la 34, de un total de 148 países.
No se debe perder de vista, por otra parte, la necesidad de ser cautos a la hora de ver con optimismo los datos relativos al desempeño de Bolivia, pues sigue siendo muy grande la distancia que nos separa de los demás países de la región y, lo que más debe preocupar, con relación a nuestros vecinos. Entre ellos, Chile (puesto 34), Brasil (56) y Perú (61), dan cabal cuenta de lo mucho que todavía se debe hacer antes de darse por satisfechos con pequeños avances.
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