ENTRE COLUMNAS

La rabia del juguete

La rabia del juguete

Rodolfo Mier Luzio.- Hasta que el “juguete” salió de su refugio voluntario porque, según él “ya es otro tiempo el presente” y se siente con la necesidad de escribir, pero amparado en un grupo de muchachos a los que recomendó, lo que él mismo no pudo hacer, que ese nuevo proyecto “incluya de manera plural y cosmopolita las ideas y posiciones de su generación”. Hablamos de un personaje reclamado por su país (Perú) por trajines supuestamente terroristas, pero amparado por el gobierno actual que lo tuvo como asesor. He ahí el verdadero motivo de su alejamiento, porque empezó a ser una persona incómoda para el gobierno, al involucrarse abiertamente en la política boliviana desde el mismísimo Palacio Quemado.
Pero como ahora “ya es otro tiempo el presente” decidió volver a escribir en un Medio Digital, especialmente contra los “huayralevas”, “contra el entreguismo de los neoliberales” Etc., pero alejado del nuevo quincenario formado por él: “El Desacuerdo” gestionado por un grupo de jóvenes intelectuales, que muchos quisieron ver como la continuación del Juguete Rabioso por otros medios como la mencionada columna. ¿De qué escribiré? –se pregunta el personaje reclamado por la justicia de su país– “de las cosas que pasan, de libros, de cine, de ciertas historias de este periodo político que están dormidas por ahí… de escritores, de políticos y gente peor”. Eso sí, alejado de “El desacuerdo”, que le servirá para camuflar sus “ideas” y para “ver correr la sangre de lejos”. He ahí su verdadera intención.
En su primera columna de opinión, explicando algunas razones por las que decidió volver a escribir, se ampara en frases de conocidos escritores, dándose así un barniz de “intelectual”.
En el Juguete Rabioso, en El Desacuerdo o cualquier otro Medio, no importa cuál, seguirá siendo el mismo personaje buscado por su país y sus ideas intactas; porque quien, supuestamente, vio sangre de cerca o “la vio correr de lejos”, que es peor, es adicto a practicar esa política errática que nace en mentes de ese estilo. Decidió salir a escribir, pese a que, como dice, se fue de La Paz para olvidarse de la política y los paceños y porque “se encuentra con una serie de sucesos, de personas y personajes que todavía se andan ocupando de algunas cosas suyas”. Y cómo no ocuparse, si sigue prófugo de la justicia peruana; sólo lo desempolvó el caso Pinto, porque Bolivia se niega entregarlo a las autoridades peruanas que lo reclaman acusado de actos de terrorismo; mientras las autoridades bolivianas piden que Brasil entregue a Pinto. El personaje salió desde las sombras, con el solo aparente propósito, de seguir como asesor encubierto del gobierno, y descargar su rabia, de juguete oficialista, en un momento particularmente difícil para la deteriorada imagen del gobierno.
Por lo menos...esa es mi opinión.