MIMO. Bizot durante su presentación en la escuela Domingo Savio.
EL MAESTRO DE LA PANTOMIMA HABLA DE SU ARTE
Philippe Bizot universaliza emociones desde el silencio
Philippe Bizot universaliza emociones desde el silencio
El artista francés compartió su trayectoria en un taller gratuito en Sucre y ofreció diversas funciones para niños de unidades educativas
Juan Pedro Debreczeni
El maestro de la pantomima Philippe Bizot se comunica con públicos de todo mundo a través del silencio. A 40 años de trayectoria, las historias de la gente, sus emociones, miedos y alegrías, son la razón que lo impulsa a continuar compartiendo su arte.
El reconocido mimo francés Philippe Bizot celebra sus 40 años de silencio con una gira mundial que empezó en octubre pasado. Durante esta semana en Sucre realizó varias presentaciones en diversos escenarios y unidades educativas, además ofreció un taller gratuito; en todas las oportunidades cosechó sinceros aplausos y el cariño de la gente.
SUS INICIOS
Bizot relata que su primera aproximación a la pantomima fue a los 8 años, cuando tuvo la oportunidad de ver al maestro Marcel Marceau. “Fue un choque tremendo ver a este hombre solo actuando ante miles de personas sin palabras, sin objetos, sin nada, pero yo podía ver los objetos invisibles, yo podía entender todo. Puedo decir que esa noche la pantomima me eligió”, comenta.
Tras un trabajo autodidacta de formación en el arte escénico, Bizot se presentaba en un café de Burdeos, su ciudad natal. Luego se fue a Paris donde encontró a Jean Louis Barrault, considerado por Bizot como el maestro de los maestros. “Él me dijo Pollippe no necesitas profesores, si ya eres maestro. Dos semanas después gané el Premio Mundial de pantomima, con este premio fui a una gira por Canadá y luego nunca paré de actuar”, recuerda.
EL ACTOR EN ESCENA
Para el artista es fascinante usar sólo el cuerpo como herramienta para transmitir imágenes, provocar emociones y conectarse con la gente. Su capacidad de abstracción es tal que según explica, cuando actúa tiene la posibilidad de sentir el peso, forma y color de los objetos que empleaba en sus diferentes personajes.
“La potencia del silencio es infinita”, afirma con convicción, pues más allá de las diferencias culturales y las particularidades en cada escenario la aproximación e intimidad con el público es la misma. “El lenguaje que yo uso es el de las emociones; la emoción es universal”, apunta.
En 40 años de trayectoria una de las constantes fue su trabajo sobre la memoria colectiva y la vida de las personas. “A dónde va, de dónde viene, por qué está triste. Cada uno tiene una trayectoria íntima que me fascina, la soledad, los duelos, todos vivimos las mismas cosas… ese es el fondo de mi trabajo”, explica.
SU EXPERIENCIA EN BOLIVIA
No es la primera vez que Bizot llega a Bolivia; trabajó con niños autistas y con síndrome de Down, quienes formaron la primera compañía de pantomima de niños con discapacidad mental en el país, “Muki”.
Juntos montaron una obra que se presentó en el Solsticio de Invierno en Tiwanaku. Los actores, vestidos con ponchos y máscaras tachonadas de espejos, deslumbraron a los asistentes durante su actuación al recibir los primeros rayos del sol, el 21 de junio. “Cuando les tocó el sol empezaron a quemarse como artistas y la gente no sabía quiénes eran; fue un triunfo porque cuando se quitaron las máscaras la audiencia se dio cuenta que eran chicos diferentes. Fue una experiencia hermosa”, recuerda.
Bizot desarrolló trabajos similares con no videntes, pacientes desahuciados y otras personas a quienes enseñó nuevas formas de expresión a través del silencio.
Para Bizot, la pantomima es el arte escénico mayor; no necesita palabras y es sublime por esa misma razón.
Artista del silencio
Bizot siente una proximidad natural con las personas; con su sencillez y calidad humana busca transmitir esperanza y confianza al otro. En esa labor el silencio es su principal aliado. “Me apasiona el silencio porque es un lenguaje de emociones, no hay barreras culturales", afirma.
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