GRUPO DE AA “DONDE TODO EMPIEZA”
En Alcohólicos Anónimos, entendí mi problema y encontré la solución
En Alcohólicos Anónimos, entendí mi problema y encontré la solución
Cuando se escucha la palabra alcohólico, la gente inmediatamente asocia esta enfermedad con aquellos seres desventurados que andan bebiendo en los parques, debajo de algún puente, o están botados en las calles; estas personas no son más que una parte de la amplia clasificación llamadas ebrios consuetudinarios. Esta mala apreciación del enfermo alcohólico se constituye en uno de los errores más frecuentes que comete la familia del alcohólico, como el mismo enfermo, porque la palabra alcohólico es despectiva, disonante, denigrante, al extremo que muchas veces se lo llama la lacra de la sociedad, apreciación que consideramos errónea, y es producto de la poca información que se tiene sobre la enfermedad del alcoholismo. Veamos por qué.
Para saber si una persona tiene problemas con el alcohol, debemos tomar en cuenta tres aspectos: 1º.- Para ser alcohólico no se necesita tomar cierta cantidad de bebida, 2º.- Calidad de bebida, 3º.- Tampoco beber con cierta frecuencia. Se considera que una persona tiene tendencia a ser alcohólico, cuando sufre una transformación al introducir alguna dosis de alcohol en su organismo, por ejemplo: si una persona bebe cada fin de semana, periódica o esporádicamente, y a consecuencia de esto, no asiste a su trabajo, universidad, colegio, no rinde algún examen, gasta dinero de manera desmedida, etc., tiene problemas con el alcohol, ya que está afectando su diario vivir; por lo tanto, su manera de beber es anormal; si como consecuencia de su manera de beber termina con problemas familiares, policiales, también hay un problema.
En consecuencia, debemos desechar la idea de que para ser alcohólico es necesario tomar todos los días; la frecuencia no importa, menos la calidad de bebida. Muchas veces han llegado a la Comunidad personas que bebían una o dos veces al año, pero cuando introducían alguna dosis de alcohol en su cuerpo, se transformaban y siempre terminaban con problemas, ya sea en la Policía, Brigada, etc., por haber ejercido violencia física o psicológica en contra de su entorno; asimismo, hay que desechar la idea de que el alcohólico es aquel que sólo bebe alcohol; también se puede ser alcohólico tomando la mejor y más cara bebida; la calidad de la misma no importa, sino el efecto que causa en la persona.
Existen dos clases de bebedores: el social y el bebedor problema. El primero es aquella persona que puede beber un par de tragos y dejar de beber sin problema alguno, o quizás hasta puede embriagarse, pero al día siguiente volverá a realizar sus actividades de manera normal, sin que este hecho afecte su vida cotidiana; en cambio, el bebedor problema es aquella persona que cuando introduce cualquier dosis de alcohol en su organismo, tiene el deseo imperioso de seguir bebiendo y no puede dejar de beber.
Según la explicación del médico William D. Shikworth, el cuerpo y la mente del alcohólico están enfermos pues padecen de una obsesión mental por la bebida (piensa “como estará la fiesta”, “sólo tomare un par de tragos y luego me voy”, “sólo beberé cerveza”, “esta vez será diferente, controlaré mi manera de beber”, etc.), y una alergia física de afinidad (al alcohólico le gusta el efecto que produce el alcohol). Es difícil darse cuenta cuando uno ha pasado la barrera invisible, de ser un bebedor social a un bebedor problema.
Hasta hoy, la ciencia médica no ha sido capaz de curar esta enfermedad, y quizás nunca lo haga por la complejidad de la misma, ya que no sólo afecta el aspecto físico, sino también el emocional y espiritual; mientras la medicina no encuentre cura para esta enfermedad, sólo se puede detener por 24 horas, como se suele decir a cada miembro de la Comunidad en AA, toda vez que sólo el 5% del problema tiene que ver con el alcohol y el 95% está relacionado con los defectos de carácter que tiene toda persona (resentimientos, temores y miedos y conducta sexual), defectos que se van trabajando en base al programa de AA, puesto que el problema no radica en la manera de beber, sino en la manera de vivir.
Muchas veces hemos escuchado decir a la gente que viene a la Comunidad: “Todavía no he hecho esas cosas, alguna vez he faltado a mi trabajo o no he dado algún examen”. Quizás ahí esté el inicio de la enfermedad, si tomamos en serio el problema de beber “como los demás”, con seguridad se van a evitar muchos años de sufrimiento. Como existe un Problema, también hay una Solución; primero debemos dar el primer paso: admitir que tengo problemas con el alcohol y que a consecuencia de esta forma de beber mi vida se ha vuelto ingobernable, es decir, esta persona no puede controlar su manera de beber.
La Solución está en que el alcohólico tenga un cambio psíquico completo, un cambio de personalidad a través de sencillas reglas que permitan detener la enfermedad un día a la vez, que se traduce en un Plan de acción de 24 horas, que consiste en la determinación de no beber sólo por un día; la identidad consiste en que un alcohólico sólo puede entender a otro alcohólico, porque conoce los síntomas de la enfermedad, finalmente la Recuperación mediante los 12 Pasos, que se traduce en el trabajo del Programa, desde la admisión de la enfermedad, el engrandecimiento de la vida espiritual, la catarsis a través de la vida pasada del alcohólico, las reparaciones de los daños causados y finalmente trasmitir el mensaje de recuperación a otros alcohólicos que aún sufren. Dejar de beber es fácil, lo difícil es permanecer sin beber, empero siguiendo el Programa se puede lograr, como hasta ahora lo han hecho más de 3.000.000 alcohólicos en el mundo.
Quienes somos parte de Alcohólicos Anónimos hemos encontrado en esta Comunidad una luz al final del túnel, que nos ha devuelto la vida.
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