OBSERVATORIO
De la derrota a la abdicación
De la derrota a la abdicación
Demetrio Reynolds.- El régimen cocalero va abriéndose camino hacia la ocupación vitalicia del Palacio Quemado. A plan de sagacidad y astucia, ya tiene rendidos a casi todos sus adversarios. Sólo faltaba doblegar a la dirigencia y ramas anexas de Santa Cruz; era el último bastión de resistencia al totalitarismo. La guerra emprendida hace rato culminó el “24” último en la abdicación. No se esperaba que ocurriese ese extremo, atento a que no todo es dinero y negocio. La democracia y la libertad también valen como el oro de la riqueza material.
Sin embargo, ha caído el bastión. Fue aplanada la resistencia. Hasta la que fue otrora un emblema de rebelión, la Unión Juvenil Cruceñista, ha arriado sus banderas y se ha inclinado ante el poderoso. Todavía se agitan los pendones verdes, pero son como las teas apagadas; ya no alumbran ni queman; son pura ceniza para el viento. Un ejemplo: en la defensa de Boquerón, si bien se rindió la plaza, fue con heroísmo y gloria; no por miedo al enemigo. Se vendió cara la derrota; no se entregó el fortín sin combatir.
Entre la molestia por la exaltación de España en el himno y su omisión en el programa oficial, es difícil suponer que no hubiera existido una relación secreta. Aunque así no fuera, hacerse el loco de amnesia nada menos que en el acto central de homenaje a la efeméride departamental, es mucha audacia. No se sabe a cambio de qué se cometió el agravio. Pero se lanzó la promesa millonaria como señuelo electoral; a ver por cuánto se afianza la conquista. Por si las moscas, todo lo que compromete la dignidad es demasiado caro.
La ocupación de Santa Cruz dizque para “gobernar” desde allí, no fue más que el corolario de un plan para imponer la sumisión. Antes fue atacada con todos los recursos y pertrechos de una guerra. Desde la autonomía robada hasta Chaparina, pasando por el hotel Las Américas, son los escenarios luctuosos de aquella. Los dos floreros en las Cámaras del sindicato legislativo, que simbolizan la cereza en el pastel, más los tres escaños de yapa, son recursos utilizados con el mismo fin: sumar votos y reeditar los dos tercios el 2014. Es también, por supuesto, para mostrar que Santa Cruz en equidad de género se lleva la flor.
Pasada la sorpresa, hubo reacciones de indignación. Varias instituciones efectuaron un acto de desagravio al himno ignorado. Se informó que no asistieron al mismo las autoridades principales, lo cual ha despejado la duda sobre quiénes eran también parte de la conjura contra Santa Cruz. Sensibles con la supuesta amnesia, dijeron que se trataría sólo de un “error humano” que cualquiera puede cometer. Tampoco asistieron los anfitriones de Los Tajibos. Al parecer, un remanente de recaudo ético, les evitó representar el papel de Tartufo en dicho acto.
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