EDITORIAL
Hacia la “descolonización” del continente
Hacia la “descolonización” del continente
A pesar de la trascendencia que se le quiere dar al asunto, lo más probable es que la iniciativa descolonizadora sólo enriquezca el anecdotario nacional
Como parte de los actos conmemorativos del 521 aniversario del primer contacto de Cristóbal Colón con nuestro continente, el 12 de octubre de 1492, en las instalaciones del Colegio Militar de La Paz, ha tenido lugar durante los últimos días la “I Cumbre Internacional de Descolonización, Despatriarcalización y Lucha contra el Racismo”, encuentro organizado por la Cancillería y el Viceministerio de Descolonización de nuestro país.
Después de arduas deliberaciones, la “cumbre” decidió inaugurar un proceso de “descolonización” a nivel continental. Por decisión de los participantes, Bolivia fue designada “Centro Coordinador de Descolonización en el continente”, lo que obliga a nuestro país a dar el ejemplo y las pautas que deberán guiar el proceso.
Los primeros pasos de la misión descolonizadora han sido ya anunciados. Para llevar a cabo la primera fase, el Viceministerio de Descolonización emprenderá una investigación histórica para identificar los nombres de departamentos, municipios, regiones, calles, avenidas, plazas y otros lugares que contengan una “herencia colonial” en su nominación. Luego, se procederá a sustituirlos por nombres de personajes libres de cualquier vínculo con nuestra herencia hispánica.
Como se recordará, además de los proyectos enarbolados por el Viceministerio de Descolonización, durante los últimos tiempos se han presentado numerosas iniciativas encaminadas en el mismo sentido desde los gobiernos departamentales y municipales. En el caso de Cochabamba, con motivo de las fiestas septembrinas, por poco no fue aprobada una ordenanza municipal que se proponía “descolonizar” la plaza Colón despojándola de su tradicional nombre para sustituirlo por el de algún caudillo “originario”.
Muy recientemente también, durante uno de sus viajes por el interior del país, el Primer Mandatario instruyó a sus seguidores que procedan a cambiar el nombre del municipio de Salinas de Garci Mendoza, en Oruro, por Salinas de Tunupa. Tal deseo presidencial fue interpretado por el Viceministro de Descolonización como si de la expresión de una voluntad sagrada se tratara. “Es una señal para que ahora los bolivianos y las instituciones pensemos en que tenemos que descolonizarnos”, dijo, y agregó que siendo el presidente Morales “como un hermano mayor (...) todo lo que diga es una orden”.
Felizmente, no es unánime esa manera de pensar. Por eso, el alcalde del municipio de Salinas Garci de Mendoza, al ser consultado sobre lo que hará para dar cumplimiento a la orden presidencial, con toda sinceridad dijo: “La verdad, no lo tomamos con mucha seriedad”.
Es probable que una reacción tan escéptica como la del primer alcalde en recibir la orden de cambiar el nombre de su municipio no sea la única y que la iniciativa no pase de ser una más de las muchas ocurrencias que quedan para enriquecer el anecdotario nacional. Sin embargo, y si quieren dar algún viso de seriedad a sus iniciativas, las autoridades “descolonizadoras” bien harían al predicar con el ejemplo. Iniciar ante alguna oficialía de registro civil los trámites para cambiar sus propios apellidos hispánicos por otros más autóctonos sería una buena muestra de la sinceridad de sus afanes expurgadores de cualquier rastro de identidad colonial.
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