EDITORIAL

El día que se impuso la democracia

El día que se impuso la democracia

Hace diez años, la democracia se impuso al autoritarismo, lo que abrió cauces a un nuevo proceso político dentro de los marcos de la ley y la Constitución

Hace diez años, un día como hoy, culminaba un proceso político social que significó el cambio de los paradigmas que guiaron al país desde 1985: economía de mercado y modernización estatal con acento en la participación ciudadana.
Sin embargo, el sistema político-partidario que tuvo a su cargo no pudo estar a la altura del desafío histórico que éste creó: más bien, se reconcentró en sí mismo y se permeó ampliamente ante la corrupción y la impunidad que, junto con una profunda crisis económica, la ampliación del narcotráfico y una especial situación geopolítica motivada por el descubrimiento de importantes reservas de gas natural, socavaron sus cimientos y desembocaron en una crisis político-cultural tal, que el arresto de un dirigente comunal que ordenó la muerte de dos ladrones de ganado fue el detonante de una explosión popular, concentrada en El Alto de La Paz, que provocó, finalmente, el derrocamiento del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, el 17 de octubre de 2003.
Desde entonces, ha habido un cambio de paradigmas, con una retórica triunfalista y fundacional como corresponde al inicio de importantes etapas políticas en la vida de una nación. Sin embargo, como también se ha vivido en el propio país y en otras naciones, el ejercicio del poder recupera siempre estilos y actitudes que, a diez años de aquel importante hito de nuestra historia, es posible percibir ya signos de decadencia que, en una asombrosa similitud, hace que se reaccione como lo hizo el viejo sistema político-partidario: creciente ensimismamiento que aleja a la conducción del país de los sentimientos ciudadanos, aunque no debe omitirse del análisis la fuerte carga simbólica que porta el principal caudillo de este proceso y el evidente recambio en la estructura político-administrativa del país que significa la activa participación de sectores antes consciente o inconscientemente excluidos del ejercicio del poder.
Así, tratando de establecer cierta distancia antes hechos recientes, es posible afirmar que tan “fundacional” fue el DS 21060 que abrió el país a las corrientes liberales, como lo fue el 17 de octubre de 2003, y, más precisamente, enero de 2006, que se abre a la corriente genéricamente denominado “socialismo del Siglo XXI”.
Si esta lectura es correcta, se constata que la transformación medular y más profunda en la historia contemporánea del país es la instauración del sistema democrático en 1982. Convertido en paraguas tanto de una etapa liberal como de la actual, más estatista y centralizador. Y lo ha hecho pese a claros –y, felizmente frustrados– intentos por implantar nuevamente sistemas dictatoriales de poder, como sucedió en 1984, en 1989, en octubre de 2003 y junio de 2005, circunstancias en que primó la legalidad constitucional antes que las acciones de facto, con la renuncia a un año de mandato del presidente Siles Zuazo, la conformación de un órgano electoral independiente, octubre de 2003 con la sucesión vicepresidencial , y la sucesión del presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Desde esta perspectiva, hace diez años, más allá de la tragedia e importancia del acto mismo, la democracia se impuso al autoritarismo, condición que hizo que, en 2006, comience un nuevo proceso político dentro de los marcos de la ley y la Constitución.