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Democracia controlada

Democracia controlada

Juan José Toro Montoya.- Más de 50 potosinos recibieron la condecoración "Ciudad Augusta" en el grado de caballero, la máxima que otorga la Alcaldía de Potosí, por su aporte a la democracia que cumplió 31 años continuos el 10 de este mes. Según se explicó, estos ciudadanos fueron dirigentes y/o activistas políticos que, debido a ello, sufrieron detenciones, confinamientos, exilio y hasta torturas infligidas por las dictaduras que gobernaron el país entre 1964 y 1980. Los que recibieron la condecoración a nombre de otros fueron los deudos de aquellos potosinos asesinados en Córdoba, Argentina, en un operativo desplegado por la triple A en 1975.
Debido al periodo histórico que cubre —16 años —, los condecorados son personas de diferentes edades e ideologías aunque todos proclaman su alineamiento en sectores de izquierda y la mayoría fueron o son del Partido Comunista de Bolivia. En la lista figuran personas que acompañaron al actual proceso político e incluso autoridades que todavía forman parte de él. Pese a sus diferencias, hubo unanimidad en una apreciación de los condecorados: la democracia que vivimos es una democracia controlada.
Parece un contrasentido.
Si la democracia entraña libertad, el estado de libertad natural del hombre, y la democracia lo promueve limitándolo simplemente a las normas acordadas para la pacífica convivencia de una sociedad, ¿cómo es que se puede concebir una democracia controlada?
La respuesta apunta al actual gobierno.
Sí. Vivimos en un país democrático donde la mayoría de las autoridades son el resultado de la votación popular; empero, esa es una democracia formal porque se traduce en leyes, papeles… teoría…
No hay libertad porque, si expresas tu opinión metiéndole pintura a un mural del Gobierno, viene la Policía y te encierra en la misma cárcel donde debían estar violadores y malversadores de recursos estatales que; sin embargo, gozan de libertad.
No hay libertad porque si eres opositor y denuncias posibles malos manejos del Gobierno, el Gobierno te inicia juicios que, gracias a la mecánica judicial, podrían terminar metiéndote en la misma cárcel donde debían estar violadores y malversadores de recursos estatales que; sin embargo, gozan de libertad.
No hay libertad porque, si el Gobierno se ha ensañado contigo, la justicia te perseguirá al extremo de obligarte a asistir a una audiencia aunque, al hacerlo, pongas en riesgo tu vida y termines muriéndote con más de 70 procesos encima.
No hay libertad porque, si eres opositor y no te rindes ante el Gobierno, el Gobierno terminará metiéndote juicio por todo y por nada hasta ponerte en las puertas de la misma cárcel donde debían estar violadores y malversadores de recursos estatales así que tendrás que salir del país.
No hay libertad porque, si eres opositor e intentas salir del país, el Gobierno no te lo permitirá aunque te hayan concedido asilo político y, si te escapas, te perseguirá con solicitudes de extradición.
No hay libertad porque, si eres del Gobierno pero expresas tu disentimiento, te acusan de traidor, "librepensante" o de algo más, y te marginan.
Entonces sí. En Bolivia vivimos una democracia controlada o bien, como dirían los cientistas políticos, una democracia orgánica o funcional que no, no es la democracia por la que lucharon y hasta dieron sus vidas aquellos que enfrentaron a las dictaduras.