BUSCANDO LA VERDAD

Por un país más seguro…

Por un país más seguro…

Gary Antonio Rodríguez Álvarez.- Una muchedumbre participó de la marcha por la vida, en defensa de la familia y en contra de la violencia en Santa Cruz, el 11 de octubre de 2013, en la que el pedido de justicia sonaba a un deseo de venganza por los varios crímenes sin castigo que afectan ya a todos los estamentos sociales mostrando que la muerte no hace distingos al cobrar vidas, sembrando luto y dolor. ¿Cuál fue el resultado de la marcha?
El Presidente del Comité Pro Santa Cruz leyó seis acciones para combatir la violencia, dirigidas principalmente a las autoridades públicas, y cinco compromisos para la población, aunque a mi criterio se olvidó algo importante. Para confirmarlo hablé con mi esposa y mis dos hijos y me sentí aliviado al comprobar la coincidencia en el diagnóstico y el planteamiento de respuestas a una situación difícil de solucionar sin la directa intervención de Dios.
Es bien sabido que no sólo en Santa Cruz sino en Bolivia el crimen crece sin respetar a nadie: se viola a niños, niñas y a personas de la tercera edad; se secuestra y mata por dinero; se asesina por venganza, por celos, etc., y casi siempre hay un trasfondo de alcohol y droga en ello.
Con mi familia coincidimos que, si bien la autoridad debe velar por hacer cumplir la ley –empezando por cumplirla ella misma–, la sociedad civil tiene una alta cuota de responsabilidad, debiendo cuestionarse hasta dónde es parte del problema.
Piense: Si los niños de hoy serán los adultos de mañana, ¿qué clase de personas estamos forjando? ¿Les inculcamos los valores correctos a temprana edad? ¿Qué de la permisividad con el alcohol y la droga? ¿Qué del dinero que se les da para exaltar el “tener” antes que el “ser”? ¿Qué de la actividad sexual precoz que lleva al aborto, un crimen tan horrendo como los que hoy se reclaman? ¿Qué de quienes avalan el “derecho a la farra” de sus hijos menores? Calificamos de ineficientes a las autoridades pero, ¿qué de nuestra eficiencia como padres?
Sólo cambiando nuestra manera de pensar, Dios nos podrá ayudar y habrá esperanza para todos. Porque si bien la familia forma (principios, valores), el colegio informa (conocimiento), la universidad deforma (humanismo), la cárcel reforma (por la fuerza) sólo Jesús transforma y puede cambiar las vidas para bien.
Se podrá pedir a las autoridades policiales y judiciales mayor efectividad para castigar el crimen, pero recuerde que un país más seguro no es el que más delincuentes tiene en las cárceles sino el país donde menos se delinque y para eso precisamos de Dios.