MANJAR. El tradicional cerdo a la cruz, preparado al carbón.
EN EL ENCUENTRO NACIONAL TAMBO EN LA PAZ
La gastronomía boliviana se alía con la Pachamama
La gastronomía boliviana se alía con la Pachamama
La intensidad de la desconocida cocina boliviana se despliega en la feria gastronómica Tambo en La Paz, donde a casi 4.000 metros de altura los rituales culinarios se entrelazan con los ritos andinos y el culto a la fértil "Pachamama", la madre tierra.
Con la vecina Perú convertida ya en una potencia gastronómica y con México y Brasil a la zaga, Bolivia ha decidido no quedarse atrás en la carrera por conquistar los paladares de todo el mundo.
Su mejor baza es, sin duda, la enorme variedad de productos con los que cuenta un país con una de las biodiversidades más ricas del mundo, de la exuberante Amazonía a las llanuras o el altiplano, cuna de la quinua.
Esta riqueza hace que en Tambo y sin salir de Bolivia, el visitante pueda probar truchas del lago más alto del mundo, el Titicaca (3.800 metros sobre el nivel del mar), atreverse con la carne de lagarto procedente del amazónico Beni y regarlo todo con cerveza de quinua real.
"Estamos ahora en la investigación de las recetas de nuestros ancestros y en enfocar nuestra cocina al exterior. Antes era algo tabú, que provocaba rechazo, olvidando los valores de la cocina boliviana", explicó el cocinero Humberto Chavarría, de la Asociación de Chefs de Bolivia.
Más de 90 platos diferentes y 150 expositores son las cifras de una feria que en su primera edición, el año pasado, recibió a 90.000 visitantes, y que presume en esta nueva convocatoria de ser la primera en el mundo que usa platos y vasos biodegradables.
Pero quizá su principal reclamo es que plasma fielmente la idiosincrasia boliviana y la celebración de la vida a través de la comida.
Tambo, que concluye hoy, en La Paz, huye de la pompa y circunstancia de otros encuentros gastronómicos y ofrece al visitante un cien por cien de autenticidad, con una fiel representación de la comida de la calle, porque es en los puestos callejeros de comida tradicional donde cada día miles de bolivianos llenan el estómago. EFE
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