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Los “extranjeros” son los culpables

Los “extranjeros” son los culpables

Rocío Estremadoiro Rioja.- En los sombríos años de la dictadura de Hugo Banzer, para justificar la detención y/o asesinato de personas vinculadas, en la retórica del régimen, al “extremismo”, algo recurrente de toda operación represiva fue asegurar que la mayoría de las muertes eran de “extranjeros”.
Ocurrió aquello durante el golpe banzerista cuando los militares, al mando de Andrés Selich, asesinaron a sangre fría a decenas de universitarios de la Universidad Gabriel René Moreno en Santa Cruz. Volvió a pasar cuando se inventaron un “plan subversivo” llamado “Zafra Roja”, a nombre del cual allanaron domicilios, quemaron libros y apresaron y ejecutaron ciudadanos. Se repitió durante la masacre de Tolata, cuando el Gobierno autoritario imputó la protesta campesina a “cubanos” y a un dirigente “chileno”.
No se puede negar que un atributo importante de nuestra cultura política es una especie de miedo/desconfianza hacia los extranjeros, que tienden a ser relacionados con “invasión” o “saqueo”, todo eso como legado de nuestro duro pasado colonial y republicano.
Esta característica oscura, baja, instintiva y traumática ha sido permanentemente reforzada por los que manejan el poder para justificar intervenciones punitivas o concentrar el malestar social en los “enemigos externos”. Ello fortifica, aunque duela admitirlo, una tendencia colectiva a la xenofobia.
Obviamente, estos discursos se potenciaron en las dictaduras militares cobijadas por la “Doctrina de Seguridad Nacional”, en el marco de los chovinismos violentos, vacíos y “anticomunistas” y donde las arbitrariedades estaban a la orden del día.
Por ello, llama la atención cuando tal argumento es utilizado de forma tan periódica por el actual régimen democrático y, supuestamente, “izquierdista”, porque uno de los caracteres de las vertientes de “izquierda”, que dice seguir el Gobierno, es su cariz internacionalista.
Así, mientras las paredes de muchas de las instituciones gubernamentales son adornadas con las imágenes del Che Guevara, por otro lado, varias autoridades tienden a utilizar el sambenito de “extranjeros” para escudar acciones represivas o para descalificar a los opositores. Discurso, por cierto, utilizado por Barrientos para explicar, justamente, la contención de la guerrilla del Che y, bajo esa lógica, amparar la masacre minera de San Juan, entre otros atropellos.
Sólo por citar algunos acontecimientos recientes, sea el proyecto federal del Comité Cívico de Potosí (calificado como “separatismo” por autoridades del Gobierno nacional), la inseguridad ciudadana en las urbes más populosas o los lamentables sucesos de Apolo, de acuerdo a algunos representantes gobiernistas (y de la oposición), por detrás de las culpas estarían “chilenos”, “colombianos” y “peruanos”.
Viendo las expresiones de xenofobia que hace poco se generaron en la ciudad Antofagasta en Chile, no pude dejar de recordar lo que es ser extranjera en otro país en un contexto donde se te puede descalificar y violentar de la peor forma por tu lugar de origen.
Por eso, me pongo a pensar qué sentirán los extranjeros que viven en Bolivia, cuando son las propias autoridades y representantes políticos más importantes del país los que, muy sueltos de cuerpo y sin ningún cuidado, generalizan y los acusan infundadamente por los problemas más diversos, solventando los peores estigmas y estereotipos, como si de pronto se hubiera activado una máquina del tiempo y volviéramos a la retórica de las temibles dictaduras.