Busquemos la unidad del sur
Busquemos la unidad del sur
Juan José Bonifaz B..- El Soberano vota y elige a sus mandatarios y les encomienda una administración democrática, eficiente y equilibrada de la cosa pública; pero en la realidad, los gobiernos promueven privilegios, conflictos, e imponen mayorías imaginarias sobre minorías ciudadanas y regionales.
El desarrollo de los pueblos se construye a partir de utopías que exigen cambios cualitativos, una actitud innovadora basada en agendas de unidad y trabajo fruto de alianzas departamentales. Solo la unidad nos hará fuertes, la disgregación actual es nuestra debilidad. No se aprovechan potenciales complementarios y compartidos. Está claro que un eje central monopoliza la inversión y el empleo y esto obliga a impulsar procesos de regionalización basados en políticas y estrategias inteligentes que superen los intereses centralistas y localistas para equilibrar las asimetrías actuales.
En Bolivia el eje Sur (ex Intendencia de La Plata) es una región geo-estratégica y rica en recursos naturales. El Mutún, San Cristóbal, el litio y otros minerales; los hidrocarburos y el Chaco, con su gran potencial agropecuario; dos cuencas continentales con potencial hidroeléctrico, energía geotérmica, etc. La integran, Santa Cruz en parte, Tarija, Potosí, y Chuquisaca; es la región, que no ha jugado aun su destino histórico y sigue subsidiando al poder político, mientras vive en conflictos artificiales provocados, ignorando su decisivo aporte a la economía nacional que no tiene correspondencia con las dádivas del poder central.
Debemos construir una institucionalidad capaz de aumentar nuestra presencia en el país, que no puede seguir siendo una eterna esperanza. Hacer uso de los factores claves del desarrollo sin prejuicios y sentido integrador. En la década de los 90 se consolidó el MERCOSUR como el proceso de integración regional más importante en el subcontinente, organizado en torno a los países de la costa Atlántica (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) incorporó como asociados a Chile y Bolivia el año 1996. Este proceso denominado “nuevo regionalismo” también fue promovido por los Bancos Multilaterales BID, CAF y el Banco Mundial y, pretendió la apertura de los mercados sudamericanos al comercio mundial para alcanzar el anhelado desarrollo.
El Sur de Bolivia, es actor directo en esta relación con los vecinos, y sin embargo, las decisiones históricamente las toma el centralismo sin beneficio para esta región. El cambio para nosotros debe consistir en organizarnos, unirnos, integrarnos en esos procesos y gestionar nuestro destino, respondiendo a una nueva realidad innovadora frente al conflicto cultural y de nuevos valores tecnológicos; el desempleo y la automatización de los procesos; la cohesión social, frente a nuevos sistemas productivos; y romper las cadenas de nuestro encierro, nuestro provincianismo, corrupción y conservadurismo.
En conclusión, la competitividad del Sur, sólo podrá lograrse con saltos tecnológicos espectaculares en todos los campos. En la educación con universidades y centros de investigación de nivel internacional; en las comunicaciones, con carreteras FF.CC. de alta velocidad, que desafíen nuestra difícil topografía, buscando las menores distancias en sociedad con países vecinos. En este eje de La Plata, se encuentran los mejores pasos de cordillera para los corredores interoceánicos y los programas de Infraestructura física en el marco de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Física Sudamericana, cuyo objetivo es posibilitar el incremento del comercio regional a través del desarrollo de una infraestructura física Continental.
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