SURAZO
Rico
Rico
Juan José Toro Montoya.- Qué Rico lo de Luis Rico. Ese fue el primer titular que se me vino a la mente para este artículo pero lo deseché porque me pareció muy largo.
Fue cuando me di cuenta de que los seres humanos desechamos muchas cosas, menospreciamos, desestimamos…
Cuando una persona muere, solemos referirnos a sus virtudes, cualidades que no nos gusta reconocer cuando está viva. Sabemos que las tiene pero simplemente las desechamos de nuestra mente.
En Potosí llegamos a tal punto que la federación de la prensa congeló el reconocimiento anual que se hacía a los periodistas con 25 y más años de servicio. Se dijo que había que reglamentarlo y así está desde entonces, congelado… desechado.
Por eso es que creo en los premios, porque considero que son una manera de burlar la ingratitud humana reconociendo los méritos de una persona.
Conozco a muchas personas cuyos méritos deberían ser reconocidos. Pensé en eso cuando la Alcaldía de Potosí entregó reconocimientos a las personas que contribuyeron a la recuperación de la democracia y, entre otros, faltaba el nombre del cantautor potosino Luis Rico Arancibia.
Con su arte como arma, Luis Rico combatió a las dictaduras que le respondieron dos veces con el exilio. Banzer lo hizo detener después de su golpe y un año después tuvo que salir del país. Volvió clandestinamente e hizo activismo musical así que en 1976, cansado ya de él, el dictador lo exilió a Francia. Pudo quedarse pero volvió y le tocó enfrentarse a Pereda junto a otros luchadores como Domitila Chungara, Luis Espinal y Xavier Albó. En 1980, el golpe de García Meza lo exilió a México. Pudo quedarse pero volvió y, desde entonces, prosigue su activismo que en ocasiones, quizás demasiadas, lo lleva a criticar al actual gobierno.
Cuando la responsable de los premios nacionales del Ministerio de Culturas y Turismo, Claudia Rivera, visitó Potosí para promocionar las convocatorias, pensé inmediatamente en Luis Rico. Me pareció que el potosino más calificado para recibir el Premio Nacional de Culturas era él y, por ello, decidí postularlo a través del periódico que dirijo.
Pero existía la duda sobre el radicalismo del Gobierno que cree que todos los que no son sus amigos son sus enemigos. Luis Rico apoyó el paro potosino de los 19 días y respaldó más de una vez a los marchistas del Tipnis para los que regrabó la canción “Coraje”. Es más, una autoridad de la Gobernación de Potosí lo llamó “contrarrevolucionario” cuando le pedí respaldo a la postulación. No obstante, pudo más la dilatada trayectoria artística del cantautor y la probidad que demostró el jurado integrado por los presidentes de los nueve Consejos Departamentales de Cultura del país. Sí. Luis Rico es Premio Nacional de Culturas 2013 y su aporte no sólo al arte y la cultura sino también a la democracia será reconocido en diciembre.
Es un acto de justicia y una muestra de que, si se quiere, se puede actuar diferente y desechar la cultura del desecho.
Por eso cierro este artículo tal como lo abrí, con el título que, después de todo, no se desechó: Qué Rico lo de Luis Rico.
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