DESDE LA TIERRA
Octubre paceño festivo
Octubre paceño festivo
Lupe Cajías.- Sonaban las campanas de la medianoche cuando escuché la voz de ultratumba del héroe del Chaco, Germán Busch, al pie de la columna de granito que abre su sepultura. Un joven actor repetía el discurso nacionalista del presidente suicida.
Junto con otros espectadores éramos más de 30.000 personas que desfilamos por los pabellones, bajo la luna llena, para aprovechar la visita nocturna que organiza la Oficialía de Culturas del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz al Cementerio General cerca al Día de Difuntos. Un detonador para la masiva concurrencia es la curiosidad, incluso algo morbosa, de pasear por las tumbas desde el atardecer. El espectáculo se combina con escenas dramáticas sobre la historia nacional, detalladas explicaciones sobre el arte funerario, charlas sobre la historia paceña y su reflejo en los mausoleos. Decenas de equipos de funcionarios ediles coordinan con cada grupo para evitar incidentes y para que el paso de la muchedumbre fluya sin tropiezos.
Ahí completé mi jornada ese sábado, plena de emociones, posibles por el programa que cada octubre organiza el municipio para los habitantes de la sede de gobierno y al que se suman iniciativas de la sociedad civil.
Por la mañana estuve en las exposiciones patrocinadas por la gestora cultural Norma Campos, del SIART y contemplé acuarelas de Ricardo Pérez Alcalá en el Círculo de la Unión, batics de Marta Cajías en el Salón Guzmán de Rojas, técnicas mixtas de jóvenes artistas latinoamericanos en el Tambo Quirquincho, además con música de orquestas y grupos universitarios.
Almorcé en la Segunda Feria Tambo en el Parque Urbano Central como Pantagruel: chorizos de las Siete Lunares, llegados desde Sucre; majao del cruceño “El Aljibe”; chicharrón de lagarto, mientras mis familiares gustaron del cerdo al palo traído por los chaqueños, falso conejo de las comideras de un mercado popular paceño, charquecán orureño y ensaladas del famoso “Gustu”. Brilló el sol para dar la bienvenida a esa unión boliviana mestiza indestructible: la comida.
Por la tarde, la Feria del Libro, con el poeta vallegrandino Oscar Puki Gutiérrez, la guitarra de Sergio Antezana, las ofertas del PIEB, de Plural, de Editorial 3600, Correveidile, La Hoguera, más allá El País, la exposición de El Duende…. Sin límite.
Los días y sus crepúsculos no me alcanzaron para asistir a cerca de doscientas actividades culturales que ofreció el octubre paceño. Encontrar nuestras raíces más profundas, sin confrontaciones, disfrutando sin excesos, esa es mi Bolivia amada.
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