El valor de Todos los Santos
El valor de Todos los Santos
Alan G M.- En gran parte de este país confuso y diverso llamado Bolivia, el 1 y 2 de noviembre de cada año se convierten en dos días muy particulares, para muchos son unos días muy esperados que, sin ser festivos, mantienen a las familias enteras preparando aquella especie de altar con verdadera fe y esperanza de así conservar vivo el recuerdo de aquel ser querido, para los muchos otros estos dos días se celebra más la unión y la conexión de la familia a través de recuerdos e historias que una creencia real alrededor de altares e imágenes, e incluso para algunos pueden ser un par de días que esperan como se espera un fin de semana de regocijo.
Pero hay quienes no solo no lo celebran ni lo esperan, sino que ni les conmueve, no lo entienden pero tampoco quieren entenderlo y están solos en un lugar que por dos días despierta con los cementerios y mercados abarrotados y más tarde con el ruido de muchos hogares que se convirtieron en lugares de fiesta, mientras ellos tratan de hacer un día normal (en algunos casos) sin saber por qué no pueden hacerlo y que solo saben que no compartirán ni está en ninguna otra de las tradiciones.
El verdadero calor de ésta y otras tradiciones es aquel que no se puede ver, que se esconde detrás de elaborados altares o imágenes y que sólo se permite sentir a través de la fe de aquellas familias enteras que serán como una sola y tendrán dos días más de unión y comunidad, los que después de convertirán en recuerdos gratos e imborrables.
Mientras aquellos que cada año tratan sin éxito de pasar éstos dos días de celebración general, como días habituales son los que en realidad pierden sin ser culpables.
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