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La bolsa de metales de Londres

La bolsa de metales de Londres

José Guillermo Tórrez G. O..- En pleno centro de Londres, se halla Whittington Avenue, donde aparece un edificio llamado Metal Exchange Building y por dentro se desarrolla una sesión sumamente importante. En ese lugar no se admiten turistas ni curiosos, ésta es una reunión cerrada que tiene algo de parecido con una sesión de logia masónica. En medio de la sala, hay un anillo abierto grande de cobre, que parece ser algo muy místico, alrededor hay bancos de madera y encima en la pared hay una ventana de vidrio con cinco casillas con signos muy curiosos donde muy puntualmente se enciende una luz cada cierto tiempo, para el tratamiento de la negociación del próximo metal. Aquí se negocian cada día, millones y millones de libras esterlinas de cinco metales. Los negocios se hacen en forma verbal. Es asombroso, no hay malos entendidos, discusiones, peleas. Aquí vale la palabra apenas audible. Estamos pues en la Bolsa de Metales de Londres.
Es el London Metal Exchange (LME) que ha cumplido 136 años de constante actividad en el comercio internacional de los metales. En 1877 Londres era el centro mundial de la actividad económica. Muchas cosas han cambiado, pero la city de Londres mantiene su posición preponderante en sectores económicos y en los mercados metaleros.
En el LME se negocian diariamente los siguientes cinco metales: cobre, estaño, plomo, zinc y plata. En repetidas oportunidades, hubo propuestas para ampliar la gama de metales negociables para incluir también a otros, por ejemplo el wólfram y el antimonio; sin embargo, razones de índole diversa, como el pensamiento tradicional inglés determinaron la limitación. Los miembros de la Bolsa de Metales, generalmente firmas comerciales, deben ser accionistas y comprobar su solvencia y honorabilidad. Se admite a extranjeros y la mitad de los miembros son firmas o individuos no ingleses. Pero el dinero no basta. Muchas veces han sido rechazadas las solicitudes de firmas que disponen de fondos mucho mayores, pero con negocios bajo investigaciones.
Solo una mínima parte de los metales negociados en el LME se destinan al Reino Unido. La gran mayoría de los contratos concierne a naciones de los cinco continentes. Los precios fluctúan constantemente, de acuerdo con las órdenes dadas por los miembros reunidos delante de un enorme anillo. Estos precios reflejan fielmente la demanda y la oferta. En esto Londres es árbitro de importancia para nuestro país, que exporta precisamente los metales que se negocian en el LME. También es cierto que el estaño, por ejemplo, se negocia en Penang y que por la diferencia de tiempo las cotizaciones influyen en los negocios de Londres. El cobre se negocia activamente en Nueva York y Chicago y todos los metales tienen mercados secundarios, pero nada de esto cambia o modifica la posición eficiente que ocupa el LME.
Existen principalmente dos formas de contrato, una para entrega inmediata y otra para entrega a futuro, generalmente a tres meses. Los precios para estas dos formas de negociación varían, o sea, el precio para el estaño por ejemplo para entrega inmediata, no es el mismo que el precio para entrega a tres meses. Hay, además, otras formas de negociación y desde luego intervención de bancos de toda índole para financiar contratos. La libra esterlina es la que rige las operaciones del LME y fluctuaciones en su valor hacen variar el valor de los metales en comparación con otras monedas. Esto, sin embargo no es desventaja, porque los ajustes son automáticos.