Juventud divino tesoro

Juventud divino tesoro

Víctor Luis Sánchez Sea.- Acudo al título de una de las poesías más celebres de Rubén Darío, no para nostálgicamente referirme a quienes dejaron ya esa primavera, sino a aquellos que durante una semana hacen esperanzar del surgimiento de un binomio casi perfecto, el deporte y la educación, quimera de toda sociedad en desarrollo.
Lo acontecido en los últimos días en los Juegos Plurinacionales llevados a cabo en la sede de Gobierno, con la presencia de 4.000 deportistas de todo el país, todos ellos estudiantes de establecimientos educativos del país, es alentador para los chuquisaqueños; obtener el segundo lugar en esa justa deportiva mueve al optimismo, pues parecería y ojalá que así sea, que existe en la educación de los niños y jóvenes un programa integral, entre el deporte y la educación, en busca del sano perfeccionamiento de ellos.
Las preseas que anteriormente recogían nuestros muchachos daban cuenta de que la actividad deportiva no había sido aún adecuadamente utilizada como una alternativa que les permitiera defenderse de los insanos vicios de nuestra sociedad; es más las espantosas noticias conocidas con cierta frecuencia, alarmaban. Aún no extraña ver demasiadas cabezas ahuecadas por la droga y el alcohol que se estrellan a diario contra las rejas o deambulan perdidas sin esperanzas, por las plazas y calles ante la indiferente mirada de sus mayores.
Estimula ahora conocer que existen esfuerzos para promover las distintas actividades deportivas en unidades educativas; es de esperar que éstas estén inclinadas además a aspirar a un desarrollo físico y mental de calidad en los estudiantes; el éxito logrado que no sea una alucinación y signifique que la labor emprendida llegó a su culminación; en todo caso recién se inicia. Debe tenerse en cuenta que la juventud es la mejor de las épocas para aprender, para escuchar y decir; para cantar, sentir o desear lo que uno construirá para el mañana, y en ese contexto, autoridades y padres de familia deben trabajar asociadamente.
A esa “juventud divino tesoro” del departamento a la que aludimos, laureada con las máximas expresiones de reconocimiento deportivo existente, invocamos comparta su éxito con los más, en sus escuelas y colegios, en su barrio o en su grupo, para que su ejemplar actitud, aparte de continuar, sea imitada por su entorno y en los próximos años en el podio de los vencedores ondee la divisa blanca chuquisaqueña con más orgullo, demostrando que para lograr la felicidad y bienestar de los niños y jóvenes existen túneles de esperanza.