ENTRE COLUMNAS
La Capitalía Plena
La Capitalía Plena
Rodolfo Mier Luzio.- Los políticos, cuando observan con ansiedad elecciones presidenciales cercanas, echan mano (por así decirlo) a todo argumento que les otorgue protagonismo, en ese afán enfermizo por tratar de apoderarse del Poder. Quien ha bebido de ese cáliz de gloria como es tener en las manos el poder de mando político, pocas veces ha entendido que el Poder no es sólo por el Poder mismo, sino por una causa superior que es la patria; sólo han pensado usufructuar en beneficio propio todas las ventajas que otorga la política.
Todos recuerdan las jornadas encabezadas por un político que pensaba diferente y hasta acuñó frases como “la sede no se mueve” y, ahora, porque le conviene, cruza el río de sangre que corrió en Sucre donde sus habitantes defendieron, no un argumento político, sino ante todo histórico, como es el derecho que tiene Sucre de recuperar lo que en alguna oportunidad se le arrebató: la capitalidad plena. Herencia de los próceres de la independencia por la contribución de la Villa de La Plata, ya sea desde las calles, los campos de batalla o desde los claustros universitarios donde se incubaron las ideas de libertad.
La pretensión de hacer protagonismo político, cambiando de bando, en medio de la batalla electoral que, aunque extraoficial ya empezó, suena a algo que no es honesto. Y Sucre no necesita de gente que se aprovecha de los sentimientos de un pueblo y, por qué no decirlo, de un país. Si algo puede cambiar esa divergencia que enfrentó a dos regiones es la vía de la legitimidad que otorga el derecho, pero sobre todo la historia, y no por dádivas políticas de candidatos de turno. Porque es más seguro que de perder o ganar la contienda electoral, se olvidarán de lo que propusieron al calor de la campaña emprendida.
Y no es sólo ese político al que nos referimos, sino a todos los que se vislumbran como futuros candidatos, para que cambien el discurso demagógico, por propuestas de gobierno que sean reales, serias y que velen por el bienestar de la población boliviana; eso sí, sin tocar los sentimientos más nobles de un pueblo que ha sufrido una cruel represión de la que ahora nadie quiere acordarse, no tanto para “no abrir heridas que no acaban de cicatrizar”, sino porque políticamente hay cosas que es preferible dejarlas en el olvido, especialmente en esta etapa prelectoral. Total, las muertes de estudiantes en Sucre parece que quedarán en la impunidad, como sucedió desde ya hace tantos años.
En este instante, lo más importante es que los políticos que se unieron en una oposición, digamos forzada, no se miren la cara entre ellos. De vez en cuando, por lo menos, vuelquen la mirada hacia la población para recoger sus opiniones, analizar sus necesidades, sus aspiraciones y el rescate de los valores perdidos.
Lo más sano es que los políticos que están en carrera electoral elijan temas imaginativos para su campaña y dejen de jugar con sentimientos profundos y muy dolorosos; sin embargo, es necesario que los del actual gobierno no critiquen y no se rasguen las vestiduras por un tema que, evidentemente, no está resuelto. Porque una Constitución elaborada en los cuarteles, contra viento y marea, a medida de los que ostentaban un mayoría circunstancial, donde se olvidaron los derechos y la historia de un pueblo que merece respeto, no siempre refleja una realidad. Hasta donde sé, los chuquisaqueños no se olvidaron de la Capitalidad Plena; de ser así olvidarían el legado de los próceres de nuestra independencia. Y La Paz, tendrá que demostrar el derecho que le asiste para conservar dos de los tres Poderes del Estado; porque no siempre las armas otorgan derechos, como ocurrió en la fratricida guerra civil.
Por lo menos...esa es nuestra opinión.
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