El origen de la metida de pata

El origen de la metida de pata

Gastón Solares Ávila.- En los primeros días del mes de mayo del ya lejano año 2005, el entonces alcalde de La Paz, Juan del Granado, en un acto oficial en el que estaba el cuerpo diplomático, invitó a los embajadores a sumarse a las celebraciones del Primer Grito de Libertad lanzado en La Paz el 16 de julio de 1809, ignorando la fecha de importancia continental, o sea el 25 de mayo de 1809. Ahí se originó la metida de pata. Ante semejante exabrupto, las autoridades sucrenses, presentes en el acto, no atinaron a reaccionar adecuadamente. Sólo poco después, el presidente del Concejo paceño, señor Revilla, ahora alcalde, debatió en Unitel con el presidente del Concejo de Sucre, que era en ese tiempo Fidel Herrera. El señor Revilla fue por lana y salió trasquilado.
Se produjeron tantas reacciones que el tema originó una serie de representaciones; entre ellas, la del Comité del Bicentenario que, también en ese tiempo, tuve el honor de presidir. Con fecha 9 de mayo de 2005, se le pasó una nota oficial al señor alcalde paceño aclarándole algunos conceptos históricos básicos, teniendo mucho cuidado en la redacción para mantener la altura ante la “cariñosa invitación a sus hermanos chuquisaqueños para revisar la historia”. Por si fuera poco, en su actitud siempre política, el señor Del Granado dijo que se acabó el tiempo de la exhortación y que se inició el tiempo de la acción. Por su parte, el presidente de la brigada oficialista, diputado Torricos, pidió a los chuquisaqueños dejar de mentir y afirmó que Sucre nunca fue capital. En mi nota de prensa del 27 de junio de 2007, bajo el título “Estrategia en busca de la Capitalidad”, afirmé que “refutar la ignorancia y discutir con la pared, no llevaría a ninguna parte y que por eso los sucrenses se conformaron con la férrea defensa que hizo Carlos Valverde en su tradicional programa televisivo”. Son solamente dos citas de las muchas que los nacidos en esta vieja y hermosa ciudad tuvimos que soportar, de personajes que entonces eran aliados incondicionales, al extremo de que al señor Del Granado querían clonarlo para usarlo en otras alcaldías del país.
Resulta que después de todo ese proceso que a los chuquisaqueños nos costó sangre, dolor y luto, cuando se defendía evidentemente la capitalidad pero sobre todo la democracia, la libertad y la dignidad durante la época de la Asamblea Constituyente, llega ahora a Sucre el señor Del Granado en busca de votos y retrocede en sus declaraciones de esa época y arma tal lío, sin darse cuenta tal vez que paceños y chuquisaqueños le pasarán la factura en las próximas elecciones.
En la ya mencionada nota del Comité del Bicentenario, existe un párrafo que textualmente dice: “es bien sabido que la condición de sede de gobierno nos fue arrebatada por la fuerza, lo que ha ocasionado que Sucre, ciudad en la que nació Bolivia, se encuentre marginada del desarrollo nacional. Más de un siglo ha pasado desde que la fuerza de las armas se impuso sobre la razón, exactamente como ocurrió cuando Chile usurpó nuestro mar. ¿Con qué argumentos podemos los bolivianos exigir nuestra reivindicación marítima, si internamente tenemos un problema que no somos capaces de resolver?, fue la pregunta que hicimos entonces. La nota tuvo respuesta, nada relevante, y ambas están publicadas en mi libro titulado: “Mis dos pasiones, mi ciudad y mi país”.
Este tema nunca estará cerrado para los chuquisaqueños, pero no puede ser abierto por intereses personales o de partido, en épocas tan inadecuadas como las preelectorales, porque dan lugar a declaraciones que indignan, como la del prefecto chuquisaqueño de entonces que no sé cómo se ha animado a referirse públicamente a la capitalidad. Ambos personajes quisieron estar bien con Dios y con el diablo creyendo, en el caso del señor Del Granado, que los paceños son sordos, y enfermos de alzheimer los ciudadanos capitalinos, en el del ex prefecto de Sucre.
La problemática de la capitalidad habrá que tratarla serenamente, utilizando únicamente la razón. No importa cuándo, pero cuando se lo haga, será porque Bolivia no tendrá más remedio que darse cuenta de que mientras en La Paz se mantenga el Poder Ejecutivo, en el país se hará solamente lo que quiere El Alto. ¿Ejemplos?, lo que le pasó a Goni y lo que casi le pasa a Evo cuando pretendió subir el precio de los hidrocarburos.
Seguramente la sede no volverá a Sucre, por lo menos el ejecutivo, pero mientras las cosas se mantengan como están, tiene plena vigencia el mensaje del paceñísimo Franz Tamayo, que no me canso de mencionar: “Nosotros los del norte, tenemos una deuda muy grande que pagar a nuestros hermanos del sur, puntos azarosísimos que sin embargo el “Hombre Libre” (publicación de la época) tendrá el coraje de romper y tallar”.