PLUS ULTRA

Recede ut procedas

Recede ut procedas

José Guillermo Tórrez G. O..- Generalmente, el progreso se consigue marchando adelante. Esta, por lo menos es la opinión aceptada. Sin embargo, la verdad es que muy a menudo es necesario retroceder para avanzar. Recede ut Procedas, esta sabiduría romana, sensiblemente queda en el olvido.
Más que para cualquier otra actividad humana lo anterior vale para la economía y, en el caso de esta columna para los recursos naturales, minería, petróleo, gas, agua. Nadie pone en duda que la economía se encuentra en un estado lamentable en escala mundial y si bien hay variaciones de un país a otro, se admite que la situación es altamente preocupante en todas partes.
Los editoriales de los principales medios de comunicación expresan su descontento porque tanto en los Estados Unidos como en otras naciones del mundo industrializado, manifiestan que los economistas han perdido su fe en un crecimiento rápido. Esta situación, según expertos liberales, reflejaría la bancarrota de las teorías modernas de manipuleo del presupuesto enseñadas por Keynes y el control pasivo del flujo de dinero enseñado por Milton Friedman. Ni una ni otra teoría ha podido conseguir la estabilidad de precios o aumento significativo de empleos. Los economistas educados en las escuelas de pensamiento de Keynes y Friedman no saben qué camino debe seguirse cuando lo conocido falla.
Los liberales indican que, a causa de esta situación, se han abierto las puertas para ellos y que, lejos de seguir una política demócrata liberal, han entrado en el campo conservador. Son opiniones actuales diametralmente opuestas entre ambos, con la perorata de acusar a las autoridades monetarias de aumentar sin cesar el flujo de dinero, criticando a países que no han podido reducir sus importaciones o aumentar sus exportaciones, sufriendo en consecuencia significativos déficits, demostrando la constante erosión de los precios. Ni los liberales ni los conservadores señalan un camino claro a seguir. Están de acuerdo en que las cosas andan mal en el campo económico y se acusan mutuamente para establecer quién tiene la culpa, hablando de la bancarrota del sistema Keynes.
En Bolivia tenemos problemas similares, o sea aumento de la deuda pública e incrementos inflacionarios de precios, a pesar de la notoria bonanza en el campo de los minerales y metales, petróleo, gas, productos forestales y producción agrícola.
Aquí se impone la pregunta: ¿Quién tiene razón, los liberales o los conservadores y dónde están las soluciones para los problemas enunciados? ¿Cómo y de qué manera podremos pagar este endeudamiento?
Infelizmente, no hallamos una respuesta fácil o clara, siendo a nuestro parecer equivocadas las posiciones de ambos lados. Desde el momento que se abandonó el dinero sólido y ampliamente respaldado, tenía que entrarse en un laberinto sin fin y sin salida. El dinero malo hace desaparecer el dinero bueno y esto es lo que ocurre en la actualidad. Hasta que las autoridades monetarias no encuentren remedio a tal situación obviamente no habrá cura para esta enfermedad. Los izquierdistas citan constantemente prácticas fracasadas. En estos criterios no se los toma en cuenta especialmente después de la caída del muro de Berlín, o el concepto en nuestro medio del capitalismo andino.
Recién cuando se comprenda el recede ut procedas, la necesidad de retroceder para avanzar, recién entonces se comprenderán nuestras verdaderas necesidades.