OBSERVATORIO

Elefantes blancos y ovejas negras

Elefantes blancos y ovejas negras

Demetrio Reynolds.- ¡Qué pintoresca y original es a veces la realidad!, sobre todo en asuntos que conciernen a la política o a la politiquería. Se mezclan cosas antiguas con las nuevas, como las anotadas en el titular. Nuestros políticos, aunque aparentemente muy serios, son aficionados al humor negro. ¡Quién creyera que el tan parsimonioso Ministro de Economía hablara de ovejas negras!, de ésas que le habrían hecho desde el Chapare una broma pesada.
No se sabe por qué maleficio histórico Potosí es la tierra pródiga de los “elefantes blancos”. El más antiguo es el legendario coloso a cuyos pies se extiende una población crónicamente empobrecida, pero nunca se deja de ensalzarlo con fanático orgullo. Del famoso Sumaj Orko se dice que con la plata extraída de sus entrañas pudo haberse construido un puente desde la Gran Villa Imperial hasta Madrid, durante la colonia.
Karachipampa es otro de los íconos de ficción. Fue varias veces inaugurada con bombos y platillos, sin que empero pueda funcionar jamás. Los elefantes antiguos no quieren dejar de serlo, por muy jefazo que sea el último que la inauguró no hace mucho. La friolera de 200 millones de dólares está tirada allí. Es todo un monumento a la estafa y a la ingenuidad. ¡Un auténtico “elefante blanco”!
Siguiendo el humor, a un presidente se le ocurrió preguntar a los cochabambinos si querían agua o Misicuni, fascinados por el fantástico “proyecto múltiple”, contestaron: ¡Misicuni! Generaciones se han llevado su ilusión a la tumba. El monstruo insaciable sigue engullendo millones y no hay cuándo provea agua. Se parece a aquel pozo del Chaco, el más profundo y misterioso de la “estúpida guerra”.
“Felizmente nuestras empresas son exitosas – ha dicho el ministro de la plata–, sólo Papelbol es nuestra oveja negra”. ¿Sólo ella? Los gobernadores y alcaldes que por incapacidad administrativa tienen inmovilizados en los bancos 3.000 millones de dólares, son las “ovejas negras” de la burocracia. Bolivia es pobre no porque le falta dinero, sino porque no sabe qué hacer con él.
En fin, para completar este esbozo: la judicatura plurinacional fue un fraude y aquello de gobernar obedeciendo al pueblo, una mentira. En las urnas los jueces fueron olímpicamente rechazados, pero igual se les posesionó contra la voluntad del “soberano”. ¡En conjunto, son también otra “oveja negra”, señor Ministro!