¿Justicia social?

¿Justicia social?

Juan José Bonifaz B..- Concebir la vejez como un estado de degradación biológica, separado de las otras etapas de la existencia, es ignorarla como una fase de desarrollo natural de la vida de todo ser humano. Es imperativo tener presente que "no venerar al anciano es demoler la casa en la que tendremos que albergarnos al atardecer”…
La antigüedad enalteció, promovió y protegió los “Consejos de Ancianos” como los centros de irradiación de la experiencia y la justicia. El imperio romano en su esplendor significó un acontecimiento primigenio en la historia. Al anciano se le dedicó mucha atención y se plantearon los problemas de la vejez desde casi todos los aspectos: políticos, sociales, psicológicos, demográficos y médicos. El notable nivel alcanzado por el Derecho contribuyó a preocuparse por la duración de la vida humana. La "Tabla de Ulpiano" tenía por objeto evaluar la importancia de las rentas vitalicias asignadas por legados según la edad del beneficiario. Domicio Ulpiano (170 - 228 D.C.) elaboró una regla para el cálculo de las pensiones alimentarias.
En la actualidad, un hito muy significativo en la biografía de todo trabajador es la jubilación. En su origen, nació como una recompensa a los trabajadores de más de 50 años. Según Simone de Beauvoir, esta era la recomendación que hacía Tom Paine en 1796. Se conocen pensiones en los Países Bajos a los funcionarios públicos en 1844. En Francia, los primeros en obtenerlas fueron los militares y funcionarios públicos; luego a los mineros y otras labores consideradas peligrosas –y hoy– es general el reconocimiento de una renta jubilatoria.
En Bolivia, cuya realidad ha sido la permanente crisis económica, se han descuidado los derechos de los beneficiarios a la jubilación; el viejo ha sido siempre tratado con injusticia. Las políticas sociales públicas que beneficien a los viejos, como centros de día, casas del senescente, o lugares de reunión y atención a este grupo etario, son casi todos del sector privado y, en muchos casos, de asistencia humanitaria religiosa; por tanto, hay miles y miles de abandonados y recluidos –como seres inútiles– en el rincón de sus hogares.
Como fruto de la improvisación y el apego al poder, el Gobierno Plurinacional lanza medidas electoralistas y discriminatorias, que basadas dizque en la productividad, crean beneficios como el “doble aguinaldo” sólo para trabajadores activos, ignorando que las tareas de defensa, exploración y preparación de campos correspondieron a excombatientes y jubilados, injustamente excluidos, argumentando riesgos para la economía nacional.
Lo anterior es claramente comprobado mediante su connotación jurídica, pues el dinero del Estado no es de propiedad de los gobernantes de turno, sino de todos los bolivianos. Así como los recursos de la empresa privada tampoco pertenecen a los gobernantes; por lo tanto, es un abuso disponer de ellos mediante una imposición fuera de lo previsto en las normas laborales, y sin una política económica que lo respalde.
Vivir en un mundo de capitalismo o socialismo salvajes significa hacer experiencias con la libertad, entendida como oscilación continua entre pertenencia y desasimiento. En tales términos, este modelo “de cambio” no es un ámbito favorable a los ancianos por desconsiderado e injusto.