LA NOTICIA DE PERFIL

La marcha de los Jubilados

La marcha de los Jubilados

Paulovich.- Cuando mi Pariente Espiritual me hizo conocer la noticia de la iniciación de la Marcha de los Jubilados, le pedí que suspendiera su piadosa labor de comunicarme el quehacer nacional y del mundo y que se aprestara a masajear mis “ttusus” para unirme a esa valerosa marcha de protesta en contra del presidente Evo, su Ministro de Economía, Luis Arce Catacora, y otras autoridades que menosprecian a los jubilados.
En un santiamén, ella fue a su casa y retornó a la mía provista de ungüentos, aceites y algunas hierbas medicinales que ella utilizaría para dejarme “chalinga”, listo para dar encuentro a mis contemporáneos que partieron de Konani, a 160 kilómetros de La Paz.
Al iniciar su frotadita y al apreciar el estado actual de mis “ttusus”, la cholita cochabambina no pudo evitar un elogio de mis pantorrillas y cuerpo en general, exclamando: “¡Todavía está potable, compadrituy!”, comentando que aún me quedaba mucho tiempo para seguir pachangueando con ella.
Mientras masajeaba mis extremidades inferiores, la cholita de Quillacollo me manifestó que el Decreto del Doble Aguinaldo que excluye de ese beneficio a los jubilados no es otra cosa que una medida electoral para favorecer la re-re-re-reelección del Presidente Evo y su acompañante Álvaro García Linera, y que fue aprobado a toda prisa y corriendo sin medir las consecuencias, siendo la más grave de todas la inflación que acarrearía, cuyas muestras ya comenzamos a percibir.
Al apoyar a mi comadre en esa consideración, le pregunté cuánto me costaría la sesión de masajes de mis ttusus (léase pantorrillas), respondiendo la cholita especuladorita que si antes del Decreto famoso ella me cobraba Cien Pesos por todas las frotaditas, ahora me cobraría la módica suma de Doscientos.
Pensando en que la sesión de masajes estaba destinada a ponerme en forma atlética para conseguir mi propósito de dar encuentro a los “kaibitos” para testimoniarles mi apoyo solidario con ellos, acepté el precio que me impuso mi comadre por sus eficientes frotaditas a mis ttusus y zonas aledañas.
Cuando mi comadre concluyó sus servicios masajísticos, quise despedirme de ella porque no la vería muchos días, pero al verme tan guapo y tan atlético, la cholita cochabambina me dijo que no me dejaría ir solo a la valiente marcha y que ella me acompañaría en la esforzada marcha, como hicieron las Heroínas de la Coronilla y las luchadoras por la Independencia de Bolivia, marchando y peleando al lado de sus valientes compañeros.
Al agradecer su valiente gesto le pedí que me rebajara el precio de sus masajes, algo que no aceptó pidiéndome otros Doscientos Pesos para conducir mi motocicleta Harley Davidson que nos llevaría a encontrar a los valientes marchistas que se dirigen a La Paz para protestar contra este gobierno injusto y discriminador.