EDITORIAL

Educación, sexo y salud

Educación, sexo y salud

Adolescentes y jóvenes son los más afectados, lo que obliga a hacer de la educación el principal arma en la lucha contra el VIH/sida y otras infecciones

La publicación, durante la semana que concluye, de una serie de informes sobre el estado actual de la lucha contra el sida, como parte de la jornada que anualmente se dedica cada 1 de diciembre a reflexionar sobre esa causa, ha puesto a nuestro país ante una muy incómoda posición. Es que en contraste con un panorama global relativamente positivo en comparación con los datos de años anteriores, Bolivia se ubica entre los casos excepcionales que ofrecen más motivos para la preocupación que para el alivio.
En efecto, a juzgar por los datos contenidos en el informe que anualmente difunde el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida), durante el último año se han comenzado a ver los primeros éxitos de los esfuerzos hechos para contener el avance del VIH a escala planetaria. “Por vez primera, podemos ver el fin de una epidemia que ha causado una devastación impresionante en todo el mundo. Por primera vez, podemos decir que estamos empezando a controlar la epidemia, no ella a nosotros”, ha dicho en su mensaje el director ejecutivo del organismo, advirtiendo sin embargo que en medio de esa tendencia positiva hay países que todavía tienen mucho de qué preocuparse.
Uno de esos países es Bolivia. Así lo indica el informe titulado “Tratamiento antirretroviral bajo la lupa: Un análisis de salud pública en Latinoamérica y el Caribe 2013”, difundido recientemente por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), según el cual un 50 por ciento de los pacientes con VIH en Bolivia se entera de que es portador del virus cuando la enfermedad ya está avanzada. Y de los pacientes que han sido identificados como portadores del virus, apenas llega al 35 por ciento el número de los que tienen acceso a los medicamentos necesarios para tratar el mal. En ambos casos, nuestro país se ubica en el último lugar de América Latina y el Caribe.
Para agravar la situación, la incidencia del VIH/sida, pese a lo grave que es, no es el único problema de salud pública relacionado con la actividad sexual de las personas. Así lo reconoce el Programa Nacional de ITS/VIH/Sida, cuyo más reciente informe, en lo que va del año, da cuenta de que, además de los casos de sida, al menos 2.572 personas se contagiaron con una o varias de las enfermedades de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea, micosis, tricomoniasis y clamidia, lo que representa un aumento del 41 por ciento con relación al año pasado.
Además de los datos cuantitativos, merece ser destacado el dato según el cual la mayor parte de los casos reportados –que son mucho menos que los realmente existentes– corresponden a adolescentes y jóvenes cuyas edades están comprendidas entre los 15 y 24 años.
Como es fácil constatar a la luz de estos datos, el desafío que tiene nuestro país para afrontar tan grave cuadro de salud pública es enorme. Y como es evidente, es la educación de niños y jóvenes en materia sexual lo que más falta hace, confirmando así que salud y educación son elementos de una fórmula inseparable a la que cualquier Estado responsable debe dedicar sus mejores esfuerzos y recursos.