PREPARATIVOS. Vista de la instalación donde tendrá lugar la celebración del funeral del ex presidente sudafricano Nelson Mandela.
LLANTO Y RABIA EN LA ÚLTIMA DESPEDIDA
Millares de sudafricanos no pueden ver a Mandela
Millares de sudafricanos no pueden ver a Mandela
El aluvión de gente llegada a Pretoria rebasó todas las expectativas y generó problemas
Johannesburgo/EFE
La pena de los sudafricanos por despedir a Nelson Mandela se sumó ayer a la rabia de miles de ellos, que esperaron en vano durante todo el día para ver por última vez a su héroe nacional.
El aluvión de gente llegada a Pretoria, donde se instaló la capilla ardiente del ex presidente sudafricano durante los últimos tres días, desbordó todas las previsiones y capacidad de las autoridades locales.
Sólo tres horas después de la apertura al público del velatorio, la Policía de Pretoria decidía cerrar los accesos al recinto gubernamental donde yacía el féretro de Mandela.
"Los Union Buildings –como se conoce el edificio del Ejecutivo– no pueden recibir a más gente", afirmó la portavoz policial Caroline Naidoo, a la cadena de televisión pública SABC.
Tras las vallas del Tshwane Events Centre, uno de los principales puntos de recogida de los asistentes en la capital, podían escucharse gritos y protestas contra los agentes.
"Quiero ver a Madiba (como se conoce popularmente al expresidente en su país). No quiero que se vaya, ojalá pueda volver", comentaba un niño tras las vallas que cortaban su esperanza de ver a uno de los iconos de su corta vida.
La frustración compartida desató una estampida que enfiló el camino hacia la colina donde se levanta el edificio del Gobierno.
Mientras el público intentaba forzar su entrada, una niña de siete años cayó al suelo y por poco terminó aplastada por la muchedumbre descontrolada, aunque pudo ser rescatada sana y salva.
Las instalaciones, cerradas antes del mediodía, volvieron a abrirse al público cuando el gentío rompió el cerco policial por un momento, antes de restablecerse el control de los accesos.
"Winnie Mandela, dile a Zuma que libere a Mandela...Queremos ver a Mandela", coreaba un público decepcionado a Winnie Mandela, ex mujer del antiguo activista de la lucha contra el régimen racista del "apartheid", en la esquina de la calle Madiba con la avenida del Gobierno.
Algunos de ellos habían pasado la noche en las calles de la capital y, al amanecer, formaron colas kilométricas que no les condujeron, en contra de lo esperado, frente al catafalco de Mandela.
"Muchos decidieron volver a sus casas pero otros no se movieron, con la esperanza de que hubiera un cambio en la decisión de cerrar los accesos", dijo otro portavoz policial, el teniente general Solomon Makgale.
Respetos
Alrededor de 60.000 personas lograron presentar sus respetos a Mandela, más de la mitad de todas las que pasaron durante los últimos tres días por el velatorio, unas 100.000.
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