LA NOTICIA DE PERFIL

Una boda casi real

Una boda casi real

Paulovich.- Mientras mi pariente espiritual me leía los periódicos dándome a conocer noticias catastróficas como ser la inevitable inflación, la elevación de precios en todos los rubros de artículos imprescindibles para la vida del hombre común, paros del transporte público, crímenes pasionales, actos de corrupción en todos los sectores de la administración del actual Gobierno, etcétera y etcétera, sus ojos chaskañawis se iluminaron al hacerme conocer la feliz noticia de la boda entre el alcalde de La Paz, señor Luis Revilla, y la señorita cruceña Maricuz Ribera.
La cochabambina casi nunca conversó conmigo acerca de acontecimientos sociales como matrimonios, bautizos y peticiones de mano porque como buena cholita, ella vive ocupada en sus asuntos económicos y financieros y yo de asesorarla seriamente para conservar su patrimonio del cual participo en pequeñísima escala.
Curiosa como casi todas las mujeres, quiso saber de mi pasado, preguntándome acerca de mi matrimonio realizado en Madrid el mes de septiembre con una bella señorita aragonesa nacida en Zaragoza a la que Macacha y mis amistades la conocen como “la hispanoparlante”.
La cholita de Quillacollo quiso conocer detalles de la ceremonia nupcial, respondiéndole que después de tantos años sólo recuerdo que yo era tan jovencito que tuve que asarme con mi traje de primera comunión, sin contarle a mi comadre mayores detalles de aquella ceremonia porque debíamos conversar sobre la boda casi real entre el Alcalde de La Paz y una bella señorita cruceña.
Lo primero que me hizo notar mi comadrita fue que ni ella ni yo habíamos sido invitados a la ceremonia y que sólo fue requerida la presencia de 200 invitados que serían atendidos en las instalaciones del Club de Golf de Mallasilla, aunque previamente habría otro agasajo en el Parque Japonés, atendido por el chef famoso Fernando Montesinos.
Mi comadre cochabambina, entusiasmada por la unión matrimonial del Alcalde de La Paz, sacó mi guitarra que estaba guardada en mi ropero y me invitó a cantar a dúo una bella melodía oriental cuya letra dice: “Novia Santacruz contigo me quiero casar (…) guapurú del valle, clavelín y clavelón, no hay jardín de amores que se iguale a Santa Cruz…”
Pregunté a mi comadre si ella había percibido algo acerca de los planes políticos del alcalde Revilla luego de casarse con la cruceña Maricruz Ribera, a lo que Macacha contestó: “Es probable que se proyecte un plan político en el futuro, pues se tata de a unión espiritual y material entre un colla significativo y una auténtica representante de la mujer cruceña…”
Admiré la perspicacia de mi comadre quillacolleña y le dije: “Admiro su inteligencia, comadritay, aunque ambos (usted y yo) no haremos nunca planes matrimoniales porque usted seguirá fiel a su difunto esposo don Nemesio y yo permaneceré junto a mi esposa hispanoparlante hasta que la muerte nos separe”.