ERRAR ES HUMANO

¿Quién debe cambiar el 2014?

¿Quién debe cambiar el 2014?

Ronnie Piérola Gómez.- Nuevamente se aproxima, en una suerte de espiral cargada de actividades, festejos y compromisos, el cambio de año. Dejamos atrás los buenos y malos momentos del 2013, los éxitos y fracasos, y en muchos casos evaluamos las metas previstas para el año y contrastamos lo logrado con lo pretendido; para unos los resultados serán positivos y para otros será un aprendizaje doloroso para mejorar en un futuro.
Cerramos el año, como muchas otras veces, con una crisis que golpea al bolsillo del ciudadano corriente, del que paso a paso va y viene en busca del sustento diario, del empleado que vive de un salario fijo y a quien un doble aguinaldo le es un paliativo y no una solución permanente, de un número mayúsculo de personas que sufren cuando sube el precio de los productos básicos y para quienes el satélite Túpac Katari es un orgullo, pero no una conquista que les beneficie directamente.
Bolivia prosigue su marcha histórica con una sentencia perecedera en la que vivimos con nuestras falencias, debilidades y conflictos, cocinándonos en nuestra propia salsa y siempre esperando aprovecharnos de las ventajas de la coyuntura, acostumbrados hasta el cansancio a la inestabilidad y anquilosados en una marea obscura y viscosa de burocracia, corrupción e insatisfacción.
Tradicionalmente la visión de llegar al cabo de un año e iniciar el siguiente, pasa porque esperamos un año nuevecito, lleno de esperanzas y nuevas oportunidades; sin embargo, olvidamos la parte más importante: cambiar nosotros. Y es que somos cada uno de nosotros los actores que traspasamos la simple línea cronológica del tiempo, y seguimos cometiendo los mismos errores en el año que nace, o algo peor, arrastramos los dolores, resentimientos y frustraciones del año que se va y los sembramos en las fértiles tierras de enero para que –a lo largo de los doce meses restantes– crezcan y nuevamente cosechemos los mismos resultados en los cálidos y húmedos días de diciembre del año naciente.
Pregunto entonces a mis lectores: ¿quién debe cambiar el 2014? Y la pregunta tiene fácil e inmediata respuesta, cada uno de nosotros debe cambiar, debemos renovar no sólo el discurso de la esperanza en un año nuevo, debemos renovarnos nosotros, renacer en una nueva visión en la que, partiendo de una buena actitud, y prosiguiendo con disciplina, orden y paz, podamos obtener mejores resultados aportando nosotros como buenos ciudadanos a una Bolivia que requiere, con urgencia, ciudadanos que le den días mejores, más educados, limpios, optimistas, trabajadores y sobre todo comprometidos con un país que lo merece todo.
Por ello, mi estimado lector, este 2014, quienes debemos cambiar somos nosotros.