EDITORIAL
Instituciones secuestradas
Instituciones secuestradas
Como viene sucediendo desde hace ya mucho tiempo, cada inicio de un nuevo año los chuquisaqueños tropezamos con la misma lamentable y reiterada constatación: que nuestra región no logra romper las barreras de su aislamiento.
Como viene sucediendo desde hace ya mucho tiempo, cada inicio de un nuevo año los chuquisaqueños tropezamos con la misma lamentable y reiterada constatación: que nuestra región no logra romper las barreras de su aislamiento y continúa sumida en un exasperante estancamiento.
Naturalmente, poco o nada podemos ganar lamentando que así sea, y más bien lo que deberíamos tratar de hacer, pensando en la construcción de un porvenir más promisorio para Sucre y Chuquisaca, es un necesario alto en el camino, el cual nos permitiría analizar de manera precisa y descarnada la realidad que atravesamos, para luego pasar a replantear nuestros objetivos comunes de progreso.
Como parte de esta trascendental tarea, que todas nuestras autoridades, representantes e instituciones deberían encarar antes de continuar realizando esfuerzos dispersos y fugaces en pro del desarrollo regional, de seguro tendríamos también que reflexionar colectivamente sobre todos aquellos factores –sean éstos materiales o espirituales- que están ocasionando esta situación y que además nos condenan a seguir viviendo en ella.
Sin ir más lejos, una de las principales causas de este estado de estancamiento al que estamos haciendo referencia, causa que a nuestro entender tendría que ser puesta en evidencia y combatida con denuedo, es la existencia, actuación y perpetuación de numerosos grupos de poder o de interés, que habiéndose encaramado en los niveles de decisión de una gran mayoría de las instituciones regionales, utilizan a éstas para satisfacer mezquinos apetitos de poder, de dinero y/o de figuración, despojándolas de su carácter de servicio a la colectividad.
Desgraciadamente, el que así sea no es un secreto para nadie, como tampoco nadie hasta el momento ha sido capaz de desnudar esta situación en toda su gravedad, la cual de hecho es mucha, pues esta utilización parasitaria de las más importantes instituciones de Sucre y Chuquisaca está ocasionándole un daño muy severo a la región.
Así, sucede que en lugar de que muchas funciones medulares para el desarrollo regional se encuentren en manos de quienes poseen la formación, los méritos y la trayectoria para ocuparlas dignamente, ocurre todo lo contrario, y dichos espacios suelen ser repartidos entre quienes forman parte de esos grupos de poder, sin más mérito en su haber que dicha pertenencia y la oscura determinación de servirse de nuestras instituciones antes que de servir desde ellas a Chuquisaca.
Desde luego, este es un exceso largamente tolerado que no puede continuar perpetrándose impunemente. Es tiempo, pues, de que estos grupos de interés sean identificados, denunciados y desarticulados, lo cual contribuirá sin duda alguna a crear condiciones más favorables para el despegue regional hacia el progreso.
Y al igual que ésta, existen otras muchas causantes del estado de cosas actual que deben ser igualmente identificadas y erradicadas, lógicamente si es que queremos que las cosas cambien, y que enero tras enero no tengamos que continuar lamentándonos por lo que no pudimos, no supimos o no quisimos hacer para salir de la situación en que nos encontramos hace ya demasiado tiempo.
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