Viernes, 3 de enero de 2014
 

ENTRE COLUMNAS

Esperanza: Lo último...

Esperanza: Lo último...

Rodolfo Mier Luzio.- "La esperanza es lo último que se pierde”...
reza el dicho popular, que es una forma de autoconvencerse que las cosas pueden mejorar pese a todo lo que sucede, porque una lejana lucecita se puede divisar al final de ese túnel que nos imaginamos, cuando otro año se estrena en medio de la natural algarabía.
Creo que todos los bolivianos coincidimos en la esperanza que llega con el nuevo año. Total, ya hemos perdido la fe en las realidades que nos han defraudado durante muchos años. Tuvimos todo tipo de gobiernos, unos peor que otros.
Con dictaduras brutalmente impuestas; otras, con ropaje democrático, pero que no por eso dejaron de ser dictaduras o totalitarismos.
Los bolivianos tenemos la esperanza que en este año que comienza, el Presidente que sea electo, gobierne para todos los bolivianos y no simplemente para grupos emergentes y excluyentes.
De acuerdo a la Constitución, todos los bolivianos somos iguales ante la ley con obligaciones y derechos.
Tenemos la esperanza que los tres poderes del Estado, sean independientes para garantizar una vida en democracia plena, con respeto a los derechos y a una justicia confiable; a una atención del Órgano Legislativo a todos los problemas nacionales, regionales e individuales; y un Órgano Ejecutivo que se preocupe del bienestar de todos quienes hemos nacido en esta tierra, ejerciendo el Poder con una planificación adecuada para el bienestar común, haciendo menos política partidista y buscando más políticas de Estado, con imaginación, honestidad y transparencia en el manejo de la cosa pública.
Queda la esperanza que los administradores de justicia sean funcionales sólo a la ley, y que ésta no sirva como arma política para amedrentar, extorsionar y encarcelar, sólo para descalificar a contestatarios y posibles oponentes políticos en las próximas elecciones.
Existe la esperanza que se ponga punto final al crecimiento sostenido de las plantaciones de coca porque, cuanto más se produzca, hay muchas más probabilidades que se desvíe al narcotráfico que, lamentablemente, empieza a hacer estragos en nuestra juventud. Se deben planificar las inversiones para la exploración y explotación de hidrocarburos, a las que se les debe dar un valor agregado. Es necesario, también, diversificar la economía rural, como una fuente de alimentos y como productos sostenibles, y ante todo, renovables.
Tenemos esperanza que la oposición, ahora diseminada en pequeños sectores, tome conciencia que conformar un frente electoral no es una cuestión personal, sino la creación de una organización con propuestas y un plan de gobierno elaborado, tomando en cuenta las necesidades inexistentes en la actualidad. La creación de una oposición fuerte significa darle vida a una democracia que permita un equilibrio político, en el marco de respeto mutuo.
Tenemos esperanza que las cosas que no están bien, cambien. De otra manera pueden suceder inesperados acontecimientos por falta de trabajo; por el alza permanente del costo de vida; y por falta de una justicia confiable que evite las confrontaciones hasta entre los movimientos sociales, antes cohesionados en torno a la figura del primer presidente indígena (¿?).
Total, en Bolivia lo único que nos va quedando es la esperanza, porque es lo último que se pierde.
Por lo menos...esa es mi opinión.