PAREMIOLOCOGI@
Dakar-itis
Dakar-itis
Arturo Yáñez Cortes.- Al inicio del 2014, estamos irremediablemente aquejados de la fiebre del Dakar, peor en Sucre ciudad tuerca por excelencia donde los motores laten en los corazones de todo loco que se respete, resultado entre otros del Oscar Crespo Ciudad de Sucre que atraviesa espectacularmente por el centro de la ciudad, ni que decir por donde pasará el rally y me animaría a decir en el país entero, pues existe expectación amplificada por la millonaria propaganda oficialista, que nos bombardea reiteradamente con el evento. Y no es para menos, pues la 36ª versión del más famoso y peligroso rally mundial pasará por nuestro fabuloso Salar de Uyuni; como dice la propaganda: es la primera vez que el Dakar se corre en el cielo. ¡Bravo!.
Contagiado de esa fiebre, comparto la esperanza para esperar los beneficios que acarreara estar en los ojos del mundo exhibiendo uno de nuestros más importantes recursos turísticos como el Salar de Uyuni y, destaco el empeño que el gobierno puso para lograr que esta versión pase por Bolivia y luego dotar de los medios para intentar asegurar su éxito (salvo la toma por sus huestes policiales de la sede del CONAMAQ y las emergentes amenazas de bloqueo de caminos), aunque como me dijo un colega abogado en Villazón, será difícil hacer en meses lo que en décadas no se hizo en la zona, aunque nadie les quitará lo bailado… Eso sí, tengo la sensación que en esta versión algo limitada (sólo motos y quads) estamos siendo puestos a prueba por la organización, con miras a que luego la disfrutemos completita (en cuyo caso, me anoto para ir “sí o sí…Dios mediante).
Como también ha ocurrido con anteriores versiones, también en Bolivia surge la polémica si los recursos públicos usados son una inversión para atraer y obtener mayores beneficios, especialmente en el turismo con todos sus efectos multiplicadores o, solamente un gasto cuyos recursos pudieron emplearse en fines menos urgentes y más importantes: salud, educación, etc; esto último dada la probada naturaleza populista y derrochadora del régimen que acostumbra apostar más por el circo que por el pan.
Cualquiera sea la intención, una vez más resalta la acostumbrada impostura con la que se procede discurseando en blanco y metiéndole en negro, puesto que el Dakar es una marca más de las varias administradas por la ASO (Amaury Sport Organisation) que es una poderosa empresa francesa que gestionó el 2013 más de 40 eventos deportivos en varios continentes. Se trata de una transnacional más de aquellas contra las que tanto gustan verborrear los jerarcas del régimen, que explota comercialmente la franquicia para gestionar eventos similares universales incluyendo el Tour de Francia y otros, merchandising incluido (poleras, insignias, gorras y demás productos de consumo); sus sponsors son más de 140 empresas también transnacionales que a su vez auspician la prueba obviamente para obtener beneficios comerciales; se transmite por cadenas internacionales en 190 países usando recursos tecnológicos fabricados por empresas transnacionales y se compite usando vehículos e implementos fabricados por empresas de esa naturaleza. Un dato: se estima en 359 millones de Sus los beneficios sólo televisivos considerando horas de difusión, audiencias y tarifas por publicidad; es decir, el Dakar es todo un canto a la globalización.
Así las cosas más allá de los incendiarios discursos, una vez más el nuevo orden económico de la globalización le torció la mano al régimen o esté quedo nuevamente rendido ante sus innegables encantos. Bien hace Victor H. CÁRDENAS CONDE en aconsejarnos: No crean en los discursos, vean donde se pone la plata.
|