Viernes, 10 de enero de 2014
 

EDITORIAL

El cambio climático, un desafío para la humanidad

El cambio climático, un desafío para la humanidad



Más allá de sus consecuencias económicas y políticas, el cambio climático está causando un remezón en la consciencia de la humanidad

La intensa ola de frío que desde hace unos días está congelando –literalmente– a gran parte de Estados Unidos, causando gravísimos estragos en las actividades de muchas de sus principales ciudades, ha de dejar a su paso una enorme cantidad de imprevisibles consecuencias. Las económicas serán en lo inmediato las más notorias, pero todo hace suponer que a la larga el mayor impacto se presentará en el plano ideológico, aquel donde se manifiesta con todo su poder la fuerza de las ideas, creencias, conocimientos, juicios y prejuicios que guían los actos de las personas y las sociedades en su relación entre ellas y con el mundo que las rodea.
Han sido tan impresionantes las escenas vistas, tan fuera de lo común las temperaturas marcadas por los termómetros y tan fuerte el espaldarazo que han recibido las predicciones de quienes ven con más pesimismo el futuro del planeta, que temas como el cambio climático, el calentamiento global y la responsabilidad de la sociedad humana y sus Gobiernos sobre el fenómeno han pasado a ocupar los primeros lugares entre las preocupaciones no sólo en las regiones afectadas por la ola de frío sino en el planeta entero.
No es sorprendente que así sea, pues las noticias provenientes de Estados Unidos no hacen más que sumarse a otras similares que desde hace algunos años se producen en diferentes partes del globo terráqueo. Olas de frío que rompen récords históricos en las más diferentes latitudes, seguidas de olas de calor no menos intensas en otros puntos del planeta, además de tifones, huracanes, sequías e inundaciones, han ido calando hondo en la consciencia colectiva y en la agenda pública internacional.
Como es natural, el primer efecto ha sido la reactivación y masificación del debate entre quienes sostienen que las catástrofes que están produciéndose son la más elocuente prueba de que el cambio climático es una realidad y no una exageración, por un lado, y de quienes con la misma firmeza se oponen a esa hipótesis atribuyéndole una dosis muy alta de exageración y alarmismo.
Los debates que se han abierto van desde los que en su nivel más básico se limitan a contrastar las imágenes más propias de una glaciación que de un calentamiento global para ridiculizar la teoría que pretenden refutar, hasta las que sostienen en las principales universidades, centros académicos y científicos del mundo entero los más renombrados expertos en todas las disciplinas relacionadas con el tema, sin lograr ponerse de acuerdo en asuntos fundamentales.
Sin embargo, y por encima de los efectos económicos y teóricos que dejará a su paso por Estados Unidos la ola de frío glacial, el más importante de sus efectos se producirá seguramente en los escenarios políticos del planeta entero. Es que la salud ambiental de nuestro planeta ya ha pasado a ocupar un lugar principal en la agenda pública interna e internacional de todos los países y es alrededor de él que se están formando las más fuertes corrientes de opinión pasando por encima de fronteras geográficas, políticas, ideológicas y de cualquier otra consideración.