Sábado, 11 de enero de 2014
 

EDITORIAL

Bolivia y el Grupo 77 más China

Bolivia y el Grupo 77 más China



La oportunidad está abierta. Lo que ahora corresponde es esperar que sea aprovechada con visión de país y no de sectarios proyectos de poder

El Presidente del Estado ha aprovechado a fondo el acto en el que Bolivia asumió la presidencia pro tempore, por segunda vez en su historia, del Grupo de los 77 más China y del que ahora forman parte 133 naciones genéricamente denominadas “en desarrollo”.
Fiel a su característica, el primer mandatario ha ideologizado su discurso, y presentado diez desafíos concretos a los países miembros de este Grupo que seguramente conformarán la agenda que se seguirá hasta el próximo año: impulsar un desarrollo integral “en equilibrio con la Madre Tierra”; refundar la democracia representativa, participativa y comunitaria “que democratice la riqueza”; declarar los servicios básicos como derecho humano internacional; descolonizar la economía, la cultura, los saberes, el mundo; erradicar el hambre de los países del sur con soberanía alimentaria; poner la ciencia y la tecnología al servicio de los pueblos y la humanidad para Vivir Bien; impulsar una nueva arquitectura económica y financiera mundial frente a la crisis del capitalismo; soberanía de los pueblos sobre los recursos naturales; conformar instituciones internacionales para los pueblos, e integración complementaria y paz en las relaciones internacionales.
Difícil es, en eventos de esta naturaleza, definir cuántas de estas propuestas pueden agradar, por ejemplo, a naciones como China que ha ingresado en un proceso de modernización acelerada y salvaje, que utiliza los instrumentos más crudos del poder para ampliar sus relaciones con el mundo, haciendo prevalecer sus propios intereses, como siempre ha sucedido en la historia de los pueblos, pero que el sectarismo trata de negar.
Pero, es difícil rechazar la mayoría de esas propuestas porque, obviamente, todos los gobiernos, a su modo, buscan el desarrollo soberano de sus pueblos. Pocos son, felizmente, los gobiernos que subordinan el interés nacional al del eventual conductor y la camarilla que lo acompaña y sostiene.
Asimismo, el Presidente aprovechó esta importante tribuna para pedir a los miembros del G-77 abogar por una solución pacífica al diferendo marítimo de Bolivia con Chile, así como el caso de Las Malvinas y la situación de Palestina. Probablemente, unir estos tres problemas, tan diferentes entre sí, era una exigencia protocolar porque, de no ser así, mostraría una gafe en el campo de las relaciones internacionales en desmedro de nuestros intereses.
Merece también atención la convocatoria del Presidente del Estado a que en junio próximo se realice una cumbre del G-77 más China en Bolivia, aprovechando que el 15 de ese mes se celebrará el 50 aniversario de la fundación del Grupo. Desde ya, el Secretario general de Naciones Unidas, anunció el Presidente, ha asegurado su presencia pues sin duda se tratará de un evento de primera importancia. Además, reportará muchos beneficios al país, y no sólo en el orden económico y cultural, sino que, si se maneja adecuadamente la agenda y su buen abordaje, también en el de nuestra inserción en el campo internacional.
La oportunidad y el desafío están lanzados y ojalá sean recogidos con visión de país y no de sectarios proyectos de poder.